Titular indiscutible desde hace tres temporadas, Adil Rami se ha convertido en uno de los zagueros de referencia dentro del campeonato francés. Su físico imponente (1.90 m x 88 kg), contundencia, inteligencia táctica y margen de mejora lo convierten en un diamante en bruto. El central corso es el actor principal de la defensa del LOSC Lille Métropole, una de las instituciones de moda en el campeonato galo. La agresividad, eficacia en la anticipación, jerarquía en el juego aéreo y mando son algunas de las cualidades que adornan el perfil de este ´armario ropero´ imprescindible para entender el liderato actual de los 'Dogos' en la Ligue 1.

Son circunstancias muy complejas las que deciden el destino de los hombres. Nacido en Bastia (Córcega), pero criado desde los nueve años en Frejus, Adil Rami creció en uno de esos barrios donde la necesidad te educa para la gloria o para el delito. El colegio le interesaba poco o nada, el balón era lo único que conseguía atraer su atención. Fue su madre (por entonces miembro del ayuntamiento) la que preocupada por su futuro, le consiguió un trabajo como jardinero. Nunca cortó el césped. Hace sólo cinco años, Rami tenía que levantarse a las cuatro de la mañana para empezar su jornada como encargado de la limpieza y el mantenimiento de la pequeña localidad de la Costa Azul. Las tardes las dedicaba a entrenar con el modesto equipo de la ciudad que jugaba en el Campeonato Francés Aficionado, un equivalente a la Tercera española. El cohete despegó en 2006 con la lesión de Sylvain Coulon. La baja de su mejor amigo dejó al Frejus sin defensas centrales y Rami, hasta entonces centrocampista con vocación ofensiva, pasó al eje de la zaga. Aquel percance cambios su carrea: tres meses más tarde estaba haciendo una prueba para incorporarse al Lille.

El salto de un amateur al sistema de entrenamiento de un Ligue 1 fue durísimo. Integrado en el filial —también de CFA— su carácter y ambición llamaron la atención de Pascal Plancque, el técnico quedó prendado por su entrega y carácter convirtiéndose en una especie de mentor. Siendo juvenil fue rechazado por el Niza, pero el Lille no dudo en pagar 10.000 euros para llevárselo al norte de Francia. Nunca fue un jugador de talento evidente; rodeado de futbolistas más rápidos y más técnicos, el zaguero afrontó cada entrenamiento como una jornada en la mina.

Consciente de su envergadura, Rami optó por transformarse en el más fuerte, en el más poderoso. Greg Dupont, preparador físico del Lille B, fue fundamental: juntos fueron desarrollando su fisonomía hasta convertirlo en un zaguero insuperable en el cuerpo a cuerpo, brutal, potentísimo y con una capacidad de intimidación por encima de la media. Los dos últimos meses de la temporada (2006/07) los hizo con el primer equipo a las órdenes de Claude Puel. Profesional por méritos propios, en el primer partido del siguiente curso se dañó una de sus rodillas; estuvo hasta noviembre fuera, pero poco después de su regreso ya era indiscutible. El resto es historia conocida. Impetuoso y algo tosco, sus compañeros le llaman Shrek. Rami no puede disimular su popularidad, sobre todo, porque es una apuesta muy fiable.