Unai es la ilusión personificada. Por crecer y estar cerca de los títulos, por cohesionar el grupo con algunos retoques, por corregir errores, por tener creatividad fichando y «rascar» sobre el Barcelona y Madrid, por superar los 71 puntos de los dos últimos años, por equilibrar su defensa y por conseguirlo todo al lado de su hijo.

—¿Cuál fue la primera persona a la que le dijo que había renovado?

—A la mañana siguiente lleve al colegio a mi hijo y le pregunté: ¿quieres que papá siga aquí en Valencia? Sé que él quería, fue el primer refuerzo, era una opinión muy clara, pero la primera persona fue mi hijo. Ya estaba todo claro, pero le pregunté cómo veía él la posible salida o que me quedara aquí. Él está aquí encantado y le salió decirme: ´Papá, no te vayas´.

—¿Cómo es la relación con sus padres?

—Hablo dos veces por semana, a veces me llaman ellos y no les puedo atender, pero sé que me apoyan mucho desde la distancia, igual que mi hermano Igor.

—Su padre fue jugador, ¿le sigue dando consejos? No es fácil estar tantos años en un club.

—Sí, ellos sufren mucho, desde la distancia y los resultados sufren, pero sólo se preocupan de que yo esté bien y esté fuerte. Saben la exigencia de Valencia pero si me ven bien, siempre me preguntan si estoy bien, si estoy fuerte, si estoy con ganas... Y mientras les dé esa seguridad de que me encuentro bien se quedan tranquilos.

—Hace poco estuvieron en Mestalla y su futuro todavía no estaba definido, ¿le hicieron alguna recomendación?

—Simbólicamente vinieron el día del Levante porque era el partido en el que podíamos ser terceros matemáticamente. No me lo dijeron, pero vinieron por eso y sin embargo no acudieron a Mestalla porque mi padre se pone muy nervioso. Recuerdo que se quedaron en casa y no vieron el partido, mi padre cuando está en el pueblo se va a dar una vuelta cuando empieza el partido, y luego escucha el resultado por la radio. Eso le gusta. Da un paseo, no quiere saber nada y después pone la radio cuando acaba el partido.

—¿No le parece extraño?

—Lo hace siempre, de hecho recuerdo que cuando entrenaba al Lorca nos jugamos el ascenso en Irún contra el Real Unión, él fue al partido y a los cinco minutos se fue del campo y se marchó andando a casa, una hora había, y así no vio el partido. Él quiere que lleve bien la presión que supone entrenar, están encantados de que siga en el Valencia. A veces les he comentado la posibilidad de que algún día saldré al extranjero y me dicen que mientras esté en la liga española mucho mejor, pero entienden que mi profesión es así.

—La figura del entrenador suele ser muy volátil, pero va a empezar su cuarta temporada.

—Para mí es un desafío, es un reto importante, para mí es el año más difícil pero tengo bien claro que la conversación que tuve con el presidente era para ver si estábamos preparados para estar juntos un cuarto año y si éramos capaces de mejorar la actual temporada. Y estábamos convencidos. Mi ambición es la que marca el poder mejorar este año que acaba de finalizar.

—¿Ha renovado por valentía?

—Hay una cosa importante, que es tener la opción de volver a jugar la Champions y eso lo hemos conseguido nosotros, renunciar a eso tiene que ser por algo muy importante y eso lo tenemos en Valencia. Eso me da fuerza para seguir.

—Asegura que va a ser el ejercicio más difícil, ¿cómo va a volver a convencer a sus jugadores? Con el tiempo hay un desgaste y es normal que se cansen de ver las mismas caras.

—El convencimiento partirá en el momento en que comencemos a trabajar, como he hecho siempre, desde una dosis muy alta de trabajo y de comunicación, y prepararnos así para la exigencia. Es verdad que cada vez nos conocemos mejor, pero todavía no hay un desgaste como para que sea perjudicial. El grupo es fuerte, es bueno, acepta el trabajo y ese mismo grupo con los retoques, su motivación va a seguir siendo muy alta.

—Mourinho, uno de los técnicos más laureados, considera que el tercer año es fatídico. A él le destituyeron del Chelsea y en el resto de equipos no ha pasado de las dos temporadas. Ahora bien, ¿empieza su cuarto ejercicio porque aquí no existe esa presión por conseguir títulos o su mensaje tampoco es tan literal?

—Nosotros tenemos una coyuntura difícil, y es que Madrid y Barcelona lo están copando todo por su potencial económico. Entender eso es complicado pero a la vez hay que ser realistas, el VCF compite con ellos en la liga, la copa y la Champions, eso es un aliciente grande. Y a partir de ahí hay que intentar rascar la diferencia con ellos, porque está ahí, ellos ahora pueden plantearse fichar a un jugador como Agüero por 45 millones y nosotros de seis. Pero sobre todo debemos tener creatividad para rascar sobre ellos, hacer un trabajo excelente sobre nuestros verdaderos rivales en potencial, que son el Atlético, Sevilla, Villarreal y Athletic. Con ellos hemos tenido diferencia y eso no es fácil, pero buscamos ese hueco, al margen de hacer buenas eliminatorias tanto en la Copa del Rey como en la Champions.

—El otro ejemplo es Guardiola que prefiere renovar año a año porque considera que algún día se van a cansar de él, ¿Unai no se cansa del Valencia?

—Sigo con energía, la saco en la pasión que tengo por mi trabajo. Yo en las vacaciones tengo la cabeza siempre en fútbol y lo hago porque me gusta, esa energía que le dedico a mi profesión la sigo manteniendo intacta.

—¿Habló con la plantilla el día después de su renovación? ¿Les comentó algo?

—No, sé que estaban informados, hablaban en los corrillos, hubo alguna broma, es un buen vestuario y algunos hechos aislados no pueden hacer dudar la profesionalidad que tienen. Luego están los egos controlados y manejables, pero en algunos casos cuesta un poco más, pero el equipo ha trabajado lo que le hemos mandado, que ha dado la cara, que en las adversidades ha dado un paso al frente y eso ha sido este vestuario.

—Ha pasado momentos duros.

—La exigencia es alta por las dos partes, si no llegas el club habría prescindido de su entrenador y si lo consigues tú mismo puedes dar el paso a otros horizontes. En los tres años hemos ido cumpliendo con el objetivo prioritario y creo que el proyecto está vivo, por eso esa continuidad.

—¿Dónde está el tope de Unai?

—El tope aparecerá, pero ahora tengo un desafío importante conmigo mismo de mejorar el curso actual. Hemos sumado los 71 puntos en liga de la temporada pasada con los cambios en el equipo que hubo, pero creo que ha sido mejor al llegar a los octavos de final de la Champions, entonces la temporada que viene hay que mejorarlo.

—Con el tiempo el entrenador se da cuenta de muchas cosas, ¿una de ellas va a ser tener más mano dura en el vestuario?

—Sí creo en la complicidad entre el técnico y sus jugadores, sí creo en un convencimiento y eso parte del diálogo. Sí es verdad que hay un punto de partida, que los jugadores, desde una autodisciplina deben ser disciplinados, y los jugadores son personas que a veces tienen que ser dirigidas para que sigan la línea que debe ser marcada. Pero es un vestuario que se adapta y en lineas generales es profesional, con pequeños matices, Unai ha aprendido a que siga mejor en ese aspecto.

—Dice que sabe los errores que debe corregir, ¿cuáles son?

—Desde aspectos táctico-técnicos a otros de la dirección de grupos. uno de los éxitos míos ha sido tener grupos fuertes, unidos y muy comprometidos. Han habido momentos puntuales con una trascendencia muy grande que salen y debemos controlarlos; anticipar lo que puede ocurrir, poner antes la sujeción para que no ocurra eso y que ha perjudicado un poco la cohesión y el respeto del grupo.

—Todo técnico aspira a ganar títulos, ¿tiene ganas ya?

—Muchas veces hay que estar en el momento oportuno, pero ahora es inoportuno porque Madrid y Barça están con una fuerza brutal y es más difícil. Pero la ilusión tenemos que tenerla intacta, la ambición también y cuanto más tiempo esté en el VCF será más fácil. Hay que prepararse para ello, estar atentos para cuando Madrid o Barça pinchen. No es fácil, pero tenemos que buscar la ilusión y esas rendijas.

—En la última reunión del Consejo salió la Copa al primer plano y se aseguró que en seis partidos se puede pelear por un título y Unai estuvo en la final de Mestalla. ¿Pensó que algún día jugaría una como esas?

—Nos eliminó el Villarreal y después los cruces eran Sevilla y Real Madrid, deben darse los condicionantes de que pueda ser más accesible. Debemos pelearla.

—¿Pensó ese día en estar ahí bajo?

—Cuando fiché por el VCF el equipo venía de ganar la Copa que nos dio la opción de jugar la Supercopa, ese fue el primer título que disputé y se nos escapó. Quiero crecer y en el VCF es estar cerca de los títulos.

—La gente que más le conoce dice que es buena persona, ¿un jefe puede ser buen tío?

—Eso no va reñido con la ambición ni con la autoridad sobre un vestuario. Veo muy importante ser más buenas personas que futbolistas, porque persona vas a ser toda la vida y como jugador diez o doce años. Hay que ir con esos valores, en ese sentido, procuro ser lo más honesto y claro posible en esa dirección.

—¿Se ha tapado la boca muchas veces?

—Se calla lo que tiene que callarse y lo que debe arreglarse puertas adentro, no se pueden contar problemas personales que crean morbo posiblemente pero no son buenas. Básicamente el futbolista tiene que ser responsable en su profesión y eso sí que hay que exigírselo. Si hay que dar explicaciones desvelando cosas no profesionales también se dicen.

—Ahora sólo recibe felicitaciones por su continuidad, ¿qué mensaje le ha transmitido la calle en las últimas semanas?

—La gente que se cruza conmigo, en un 90 por ciento, me da muestras de apoyo y me anima.

—La grada de Mestalla no se calla cuando quiere un cambio de técnico y no se ha escuchado el ´Unai vete ya´.

—Noto el aprecio y el cariño de la gente, pero sobre todo el respeto. Han habido momentos que critican una decisión del entrenador, pero en lineas generales la afición ha estado con el equipo y el técnico. La mayoría acepta y respeta, procuramos llegar a todos aunque es imposible, es como en política, siempre va a haber una oposición.

—El banquillo del VCF es muy goloso, ¿ha percibido que hubiera compañeros esperando que no continuara para venir?

—Ahora mismo es un puesto que muchos querrían, y siempre he dicho que el día que me vaya le daré consejos al que llegue.

—¿Eso es posible?

—Al final cuando uno salga vendrá otro, igual como cuando yo salga quiero llegar a un equipo en el que me reciban con los brazos abiertos.

—No me ha contestado, ¿ha percibido eso de algún colega de profesión?

—Puede ser igual algo natural si eres uno de los candidatos de que si al que está le va mal, si pierde puede tener más opciones. Pero no pienso en eso.

—¿Qué hace para protegerse?

—Selecciono mucho lo que leo y me refugio mucho en el trabajo. Después de un partido hay varias televisiones debatiendo, pues ahí empiezo a preparar los entrenamientos o analizar al próximo rival. No veo la tele, me pongo con el ordenador. Voy para adelante y uso el refrán de Sancho Panza a Don Quijote: ´Don Quijote, los perros ladran, luego cabalguemos".

—¿Qué selecciona?

—Las críticas son incómodas pero necesarias, si hay alguna que me pueda hacer cosas para mejorar la aplico.

—¿Cuál es su ilusión ahora mismo?

—Mejorar la temporada actual y que la afición de Mestalla se engancha con el equipo, que disfrute con su equipo viendo a un VCF que juegue bien y gane.

—Pero el VCF de los títulos jugaba a otra cosa.

—Sí, la idiosincrasia del VCF era complicada cuando llegué, pero a mí me ficharon por lo que hice y quiero mantener esa filosofía. Debemos mejorar y buscar el equilibrio, sobre todo en la fase defensiva pero que ésta no venga perjudicando lo que da ofensivamente. Villa marcó 28 goles en liga con nosotros, Aduriz y Soldado han sumado 39 cuando el año pasado Silva y Villa sumaron 38. Son números buenos y siempre de mejora.

—¿Qué mensaje le dieron en su infancia y se acuerda ahora de él?

—Un compañero mío me decía que cuando mejor hiciera las cosas más opciones tendría de que salieran bien, por tanto sólo me preocupo de hacer mi trabajo lo mejor posible.

—¿No le preocupa tener más control de los medios como otros entrenadores?

—Los medios requieren tiempo y debo procurar que no me lo quiten del necesario.

—¿Le da mucha rabia no haber ganado a los grandes?

—Bueno, esta temporada hemos perdido nueve partidos y cuatro contra Barça y Madrid. Imagínate que sumáramos cuatro puntos contra ellos, habríamos logrado 75 puntos y hace unos años se habría ganado la liga, pero ahora no. Habríamos estado peleando por el primer puesto y es una desgracia, pero también es la realidad.

—¿Tan difícil es Manuel Llorente?

—No, sí es verdad que a veces nos ha faltado empatía pero es culpa de los dos y debemos mejorarlo. Llorente es una persona ganadora, ambiciosa, y Unai también. ¿Qué ocurre? Que se enfrentan dos personas con carácter, y esas emociones que se transmiten cuando son positivas van bien, pero si son negativas no tenemos la distancia para manejar esa ambición, a veces ese carácter nos ha llevado a tener esos enfrentamientos. Desde su posición debe ser inflexible para que la gente vaya al límite y eso lo tenemos que entender como buena. Los dos podemos mejorar y eso fue lo mucho que hablamos en la reunión.

—¿El entrenador debe participar también en los fichajes?

—Debe ser partícipe, además tengo una experiencia, mis contactos y eso puede ayudar también al VCF. En temporada yo estoy muy centrado en el equipo, no debía desviarme, Braulio maneja el mercado y toda esa información no es necesaria que me llegue a mí, pero sí sobre situaciones que puedo conocer más.

—¿Se da algún capricho cuando consigue algo?

—No, mis alegrías son sencillas. Disfruto mucho con mi profesión, estando en Paterna y con mi hijo.

—Antes ha asegurado que no descansaba en verano.

—Bueno, es que mi hijo ahora está en el colegio, entonces hago alguna escapada a Almería o San Sebastián, pero nada más.

—¿No le guste ir a la playa?

—La playa me gusta mucho, me gusta ir a descansar y relajarme, me gusta estar en la piscina, eso me encanta. Pienso mucho ahí.

—¿Es el rey de Hondarribia?

—La gente está pendiente y me gusta ir allí, estoy con la gente del pueblo, voy a la cafetería de siempre, juego al ajedrez, antes jugaba también a las cartas. El fútbol me ha llevado a perder muchas aficiones, como las cartas, el pádel, al tenis ya no juego, ahora salgo a correr un poco en la Ciudad Deportiva y ya está.

—¿Era un buen estratega en el ajedrez?

—Me gustaba mucho, de hecho, en Internet jugaba mucho.

—¿Le ayuda ahora?

—Compites mucho, jugaba con gente y es un programa que utilizaba, me he acostado a las cuatro de la mañana jugando al ajedrez en Internet, eso me ha ayudado a competir.

—¿Enciende el televisor?

—Poco, fútbol, algo de noticias y poco más. Callejeros o Españoles por el Mundo. No tengo tiempo ni lo busco.