Emery está muy pendiente de la llegada del defensa central, aunque eso no signifique que cada vez que se cruce con el presidente Manuel Llorente le pregunte hasta el punto de convertirse en cansino, ya que a él se le informa puntualmente de los movimientos que van realizándose a grandes rasgos. Sin su OK no se da luz verde a ninguna operación, no tendría mucho sentido al ser el técnico quien debe alinearlo después, pero van pasando los días y viendo que no llega el fichaje… Unai sigue probando alternativas totalmente válidas, como fue la de Mehmet Topal en Hamburgo. No es una posición que sea extraña para el medio turco, ya que ahí ha jugado algunos partidos tanto con su selección como esporádicamente en el Galatasaray, e incluso en su primer curso a las órdenes de Unai también se le ha colocado en la zona de retaguardia cuando ha existido una necesidad. Mehmet tiene facultades para ejercer de defensa central, aunque la decisión estaba fundamentada en que Maduro —la otra alternativa a Ricardo Costa y Dealbert, pareja titular en Alemania— había formado parte del once titular y le iban a sustituir para no alterar el plan físico con el holandés.

¿Por qué tarda tanto tiempo el Valencia en fichar a ese defensa central? A finales de junio el club valoró la opción de Emir Spahic (Montpellier) y de Garay (Real Madrid), pero el Sevilla ya tenía avanzadas las conversaciones con el central bosnio y la opción del central argentino no era prioritaria, de ahí que se comprometiera con el Benfica. Ahí Braulio volvió a poner encima de la mesa un ramillete de alternativas, momento en el que entraron Nico Pareja, Eliaquim Mangala y Ogbonna. Se habló con los dirigentes del Spartak de Moscú, pero ahí Valery Karpin se muestra inflexible y no le deja venir a Valencia. A Manuel Llorente no le extraña esa situación, de hecho, en las reuniones internas no ha tenido problema en asegurar: «Yo haría lo mismo si no quiero vender a un jugador». Sin una necesidad económica para traspasarle, el Spartak quiere que su futbolista continúe estando en su nómina. Y ahí hay poco que hacer a pesar de que el central argentino le transmitiera su intención de firmar por el VCF. Pareja encajaba al completo en el perfil deportivo que se busca, pero económicamente es inalcanzable. Y de los tres mencionados con anterioridad, el más asequible económicamente es Mangala, defensa central del Standard de Lieja. Y se pusieron manos a la obra con Fabrizio Ferrari, agente FIFA que presentó la documentación pertinente con los poderes del jugador. Después de acercar posturas, tanto con el futbolista —la intención era y es ofrecerle un contrato por cinco temporadas— como con su club… llegó el cambio de opinión de Mangala. ¿A qué se debe ese cambio de actitud? Según ha podido saber SUPER, cuando iban a empezar a intercambiarse la documentación aparecieron dos representantes más también con poderes del futbolista, y que no aceptaban la propuesta hablada. De repente, al central francés le informan que tiene la posibilidad de ir a otros clubes que le pueden pagar más dinero que el Valencia y que lo recomendable es esperar. Y Mangala acepta ese discurso, no el del agente Ferrari. Le han transmitido el interés del Benfica, Oporto, Udinese, clubes de la Premier inglesa… y el Valencia está atado de pies y manos, porque después de convencer inicialmente al futbolista se ha encontrado con una negativa temporal que puede ser definitiva. ¿Se dirigió el club a un representante que no tenía poderes legales sobre el futbolista? No, pero en Bélgica es habitual que los futbolistas cedan sus poderes a varios representantes a la vez, y ocurren situaciones de conflicto como la actual.

No es una situación nueva para el Valencia, que en las Navidades de 2009 sufrió en sus carnes lo mismo con Milan Jovanovic, que también militaba en el Standard de Lieja. Después de llegar a un acuerdo verbal con un intermediario, apareció Pedja Mijatovic reclamando más dinero y acabó en Liverpool. Fuentes que han estado en la negociación consideran muy golosa la comisión del 10 por ciento de los emolumentos que ganará el futbolista, de ahí que sobre todo en Bélgica ocurran situaciones como esa.

El Valencia no descarta al futbolista porque tiene pactadas las condiciones de traspaso con el club belga y ahí le tienen, pero si logran atar a otro primero ni se lo comunicarán, al considerar que no está teniendo el comportamiento más adecuado en estas situaciones. Mangala sigue sin jugar con el Standard —ayer lo hizo en Zurich, partido de la tercera ronda de clasificación de la Champions que perdieron y ya han sido eliminados— y sin decidirse… mareado por sus múltiples agentes. En España esa situación es inviable, pero para el Valencia se está convirtiendo en un auténtico quebradero de cabeza, ya que alucinan con ese comportamiento. Emery, Braulio y Llorente no se desesperan, pero no entienden cómo un futbolista puede permitir situaciones como esa aunque allí sean normales.