Mazinho apuesta mañana por un triunfo azulgrana. Normal. Le tira más la sangre que los colores. Por mucho que defendiera durante dos años los intereses del Valencia, al que le está «muy agradecido» por haberle reabierto las puertas de Europa en 1994, en el Barça se ha hecho definitivamente un hueco su hijo mayor. «Quiero al Valencia, pero aún más a Thiago», explica el exfutbolista, con la aplastante lógica paterna de su lado.

Futbolísticamente hablando, el brasileño también cree que todo está de parte de los de Guardiola. «Están un punto por encima del resto. Es casi imposible ganarles; los rivales tienen que hacer una cosa extraordinaria para lograrlo», analiza el campeón del mundo en 1994, quien no podrá ver el duelo en directo. Compromisos profesionales le impedirán saludar a «viejos amigos» y ver a su hijo jugar por primera vez en Mestalla.

El caso es que Mazinho es el vivo ejemplo de que a los azulgrana se les puede meter mano, por muy fieros que parezcan. Lo hizo ´su´ Celta, en la Liga 97/98 —que acabó en las vitrinas catalanas—, con un 3-1 en Balaídos. Un triunfo espectacular, todavía recordado en Vigo, con golazo con la zurda del centrocampista, desde fuera del área, incluido.

También grato es el recuerdo de su primer Valencia-Barça. El del Naranja de 1994, que se quedó en casa por la mínima. Aunque él se acuerda igual o más de los duelos oficiales posteriores. «En mi primer año nos ganaron 1-2, a pesar de que marcó Mijatovic al empezar. El segundo les goleamos 4-1. Fue la temporada que quedamos subcampeones, por detrás del Atleti», rememora Mazinho para SUPER, cuyas cámaras atestiguaron en su día el incipiente talento de Thiago.

El primogénito de la familia ya había dado patadas a un balón con apenas tres años en la Ciudad Deportiva. Y estuvo a punto de volver a hacerlo en 2005, con 13, cuando se abordó su incorporación a la escuela. Sin embargo, Thiago acabó en La Masía y nunca más se ha dado la posibilidad de emular a su padre. «No ha habido ningún contacto con el Valencia desde entonces. Ni este verano, en el que se hablaba de su posible salida; entre otras cosas, porque ni mi hijo ni yo nos planteábamos dejar el Barça».

Mazinho no vería con malos ojos que alguno de sus ´niños´ futbolistas vistiera antes o después de blanquinegro. Ya sea Thiago o Rafinha —al que también representa—, que milita en el filial azulgrana y muy pronto podría estar junto a su hermano. «Ha evolucionado mucho. Tiene más velocidad y más llegada que Thiago», señala el brasileño, quien acaba confesando que uno y otro han tenido cierta «simpatía» por el VCF. «Eran muy pequeños cuando jugué allí, pero les transmití algo de mi amor por el club, como en el Celta».