«Nunca había hecho tantas paradas en tan poco tiempo». Por lo que se desprende de sus palabras, Diego Alves ya puede dormir tranquilo. Frente el Chelsea, por fin tuvo la oportunidad de demostrar que su sitio está entre los grandes de Europa. Y de ganarse los parabienes de Mestalla, donde debutó como local. El meta brasileño cuajó una actuación espectacular, con cinco paradas de mérito, que permitieron arañar un valioso empate a los ingleses.

Su momento de gloria se produjo entre los minutos 50 y 53, cuando realizó hasta cuatro intervenciones vitales para los intereses blanquinegros. La primera, llena de reflejos, para evitar in extremis que un cabezazo de Fernando Torres acabara en gol. La última, tras un mal despeje de Víctor Ruiz. Entre medias, un mano a mano con Ramires y otra parada con los pies a disparo del ´Niño´. Suficiente para que la afición corease su nombre al final del encuentro. Para que su mujer le recibiese «emocionada» a su vuelta a casa.

Es Lorena, su esposa, uno de sus grandes apoyos. «Ella entiende de fútbol», explica el brasileño, que también comparte sus experiencias profesionales con el resto de miembros de la familia. Entre ellos, uno al que su actuación del miércoles le va a dar faena. «No me guardé la camiseta, la cambié. Al final de cada campaña, mi hermano me hace un DVD con mis paradas más importantes».

Sin duda, fue «un día especial» para él. «Porque llevo poco tiempo en el Valencia y me da muchas ganas para seguir adelante», justifica Diego, que es de la opinión que «cada partido tiene su historia». La del choque ante el Chelsea podría haber cambiado completamente si Anelka hubiera marcado en el último minuto, pero el ex del Almería lo impidió con otra intervención divina. Demasiada adrenalina como para conciliar el sueño hasta bien entrada la madrugada del jueves: «siempre que juego, por la noche me cuesta relajarme».

Es la tensión lógica de un encuentro. «Cuando hago una parada no me relajo; intento mantener la concentración. Porque un portero puede estar bien en el minuto 20 y acabar encajando tres goles», señala Alves, al que solo le faltó una cosa ante el Chelsea para tener una noche completamente redonda. Independientemente del tanto de Lampard, «podría haber sido aún mejor si hubiéramos ganado al Chelsea». «A nivel personal, estoy contento por el cariño recibido por los aficionados», dice.

Lo que el guardameta brasileño no se planteó en ningún momento fue pedir el balón de recuerdo por su particular repóquer de paradas. «Prefiero que esas cosas las haga Soldado. Será mejor para todos, porque significará que ha marcado tres o más goles, y, prácticamente con total seguridad, que el equipo ha ganado».