Jordi Alba vivió un último día inolvidable antes de viajar a Madrid con la Roja. El catalán entrenó con sus compañeros como uno más, pero todos los focos apuntaban a él. Era el protagonista indiscutible de la mañana y eso se notó desde que llegó hasta que se fue de la Ciudad Deportiva de Paterna. El joven lateral izquierdo estrenó y probó las botas con las que espera debutar con la selección española, tanteó a algunos exinternacionales sobre la personalidad de algunos futbolistas de la Roja y recibió el cariño y hasta algún abrazo de sus compañeros. Todos quisieron desearle suerte en persona. Lo que el jugador no esperaba, o sí, es que algunos aprovecharan para vengarse cariñosamente de las muchas bromas que habitualmente gasta.

El primero en abrir la veda fue Juan Carlos Carcedo. El segundo de Unai bromeó con las nuevas botas de Jordi. «Sacadle las botas, sacadle... que se va a la selección y está agrandado. ¡No sabe la joyita que se lleva Del Bosque! ¡Qué regalito!», decía ´Carce´ simpáticamente. Jordi, como buen especialista en bromas, tenía que asumirlas. Así fue como arrancó su último entrenamiento con sus compañeros. Una sesión de trabajo en la que se le pudo ver abrazado con su buen amigo Bruno y en la que se vieron muchos gestos de complicidad. Y es que, el carisma de Jordi no pasa inadvertido. Como tampoco sus botas. El catalán estrenó ayer las botas con las que quiere debutar con las selección española. La firma deportiva que le viste, Nike, ha aprovechado su llamada a la Roja para enviarle el último modelo de botas de fútbol.

Son las Nike Mercurial Vapor Superfly III en amarillo fosforescente. No solo llaman la atención por su colores llamativos —en amarillo y verde fosforescente—, también por llevar incorporada la última tecnología. De hecho, están valoradas en 381 euros. Lo que no podía faltar tampoco es la serigrafía de su nombre y apellido en uno de los laterales de la bota. Como no podía ser de otra forma, está personalizada. Lista para la ocasión.

Jordi entrenó con sus botas nuevas durante toda la sesión de trabajo. Las sensaciones fueron buenas y será las que luzca estos días en la concentración de La Roja en Las Rozas. Ya solo quedaba despedirse. Los compañeros, los técnicos y el personal de la Ciudad Deportiva le desearon la mayor de las suertes. Jordi es un chico carismático que se deja querer y ese cariño se reflejó en su despedida. Eso sí, hay cosas que no cambian. Sigue sin carné de conducir y ayer tuvieron que recogerle unos amigos.