No ha tenido hasta el momento el protagonismo deseado, pero lejos de venirse abajo rebosa optimismo y ganas de revertir la situación, la suya personal y sobre todo la del equipo. Con la ausencia prolongada de Canales no sólo perderá a su compañero de habitación en los viajes, además tendrá que dar un paso al frente porque el equipo lo necesita. Su aparición ante el Athletic puede ser el punto de inflexión que los aficionados estaban esperando.

Tres partidos sin saborear la victoria es mucho, el futbolista sólo tiene ganas de que llegue la siguiente cita para resarcirse, ¿cómo afronta el partido de Zaragoza?

—Claro que sí, el equipo necesita una victoria. Pienso que no estamos teniendo suerte, porque después de analizar el último partido contra el Athletic vimos que en nuestro mejor momento ellos nos marcaron un gol y fue un golpe duro. A pesar de eso, el equipo tuvo una actitud positiva y nunca perdió la esperanza aunque sólo pudimos lograr un punto. Tenemos buena actitud y aunque el Zaragoza no va a ser un rival fácil, de hecho, hace dos años que no se gana allí, vamos con la única intención de ganar.

—Habla de actitud positiva y la verdad es que coincide con sus compañeros de vestuario. ¿Ese es el primer paso para volver a ganar?

—Por eso no dejamos de creer nunca, creemos que la racha positiva tiene que venir, y si no trabajas no llega. El Valencia tiene actitud, muchas ganas y juego, pero quizá nos ha faltado ese punto de suerte que decanta el partido hacia un lado a otro.

—¿Tan convencidos están?

—Esto se va a revertir seguro, porque trabajamos para ello.

—¿Cómo se encuentra a título personal? El otro día salió al campo y la gente acabó muy satisfecha con su rendimiento.

—Me siento muy bien, la verdad es que es importante tener el apoyo de los compañeros y del cuerpo técnico, y yo lo tengo. Es cierto que el pasado domingo la circunstancia por la que entré al campo no era agradable, porque lo haces por la lesión de un compañero y es extraño, pero me sentí con mucha confianza y en todo momento intenté pedir la pelota y ser protagonista.

—Decía su paisano Banega que en los momentos más difíciles nunca hay que esconderse, ¿se considera usted otro ejemplo?

—En este equipo nadie se esconde y ahí se resalta la actitud que tenemos. Todos piden la pelota para sentirse bien, quizá por eso nos dolió tanto el empate contra el Athletic, porque la verdad es que tuvimos ocasiones de gol.

—Usted ya sabe el camino para marcarle al Zaragoza, lo hizo la pasada temporada...

—(Interrumpe Piatti) Y con la cabeza, aunque no te lo creas.

—¿Y todavía recuerda cómo fue ese gol?

—Sí, jugábamos en Almería y recuerdo que íbamos perdiendo 0-1. Marqué casi al final del partido, después de un centro entré por el segundo palo y con la cabeza marqué.

—Será uno de los pocos goles que ha marcado con la cabeza, ¿no?

—Bueno, el gol más famoso es el que hice el día de mi debut en la primera división argentina, pero alguno más sí que he marcado (risas).

—A nadie le viene bien quedarse fuera, ¿cómo valora la decisión del entrenador de no citarle contra el Leverkusen y la suplencia frente al Athletic?

—Unai tomó su decisión y él siempre quiere lo mejor para el equipo, cree que con los once jugadores que salen al campo de inicio se va a ganar, claro. Al técnico le gusta mucho analizar al rival y cuando toma esa decisión es porque cree que es lo mejor. A nivel personal, pienso que me vino bien para recapacitar y sinceramente no me sentó mal.

—Podríamos decir que tenía un poco de ansiedad por hacer las cosas bien y a veces es preferible tener frescura para rendir más y tener mayor acierto de cara a la portería, ¿no es así?

—Pero esa suerte también se tiene que buscar y tarde o temprano me tocará recoger el premio.

—Habla de recapacitar, ¿en qué pensó esos días, sobre todo después de no estar convocado en el partido de Alemania?

—Muchas veces a uno le viene bien dar un pasito para atrás para después avanzar, nada más.

—¿Tan necesario es Banega en el equipo?

—Lo viene demostrando en los últimos partidos, Ever le da mucho juego a este equipo. Hay en el medio mucha gente que da juego, y Ever está muy bien.

—¿Ha cambiado mucho desde que coincidieron en el Mundial Sub´20?

—Es cierto que cuando fuimos a jugar ese Mundial en Canadá éramos Sub´20, y ahora veo a Ever mucho más maduro. Con la pelotita se puede tomar un café, piensa y la da…

—¿Ha cambiado mucho su papel respecto al que tenía en Almería?

—Sobre el campo no, el técnico me pide que dé lo mejor en cada partido. Nosotros somos un equipo que estudia mucho al rival y en función del que sea me pide una función u otra. Eso y aportar mi plus de juego. En Almería se notaba más la diferencia, sobre todo porque tenía un poco más de suerte de cara al gol, pero no observo más cambios.

—¿Se pueden realizar paralelismos sobre el salto que dio de jugar en Argentina al Almería con el que ha dado ahora en el Valencia?

—Allí tardé un año en adaptarme, pero ahora la situación es diferente porque ya conozco los campos, los rivales y el estilo de juego. Es verdad que cada uno es diferente y a uno se le puede pasar ese tiempo de adaptación más rápido que a otros.

—¿Le ha sorprendido la presión de la afición en Mestalla o ya le habían advertido?

—No me sorprendió, cuando venía con el Almería a Mestalla ya sabíamos que la gente aquí apretaba mucho, y ahora me toca vivirlo desde el otro lado, pero nada más.

—Tres partidos sin ganar, dos empates en liga, y parece que se acabe el mundo, ¿a usted le gusta la presión?

—Nosotros jugamos con la presión, pero no para contrarrestar eso, sino para ser más competitivos y la afición del Valencia exige.

—¿Desde el césped un jugador percibe lo que dice la grada?

—Muchas veces no, porque uno no puede estar concentrado en ver dónde está la pelota y escuchar lo que dice la grada, pero quizá en un momento puntual sí que lo escuchas.

—Canales no ha viajado por lesión, ¿ahora con quién va a compartir las partidas a la Play?

—La verdad es que me pone muy, muy triste, porque es una lesión complicada, pero esperemos que se recupere lo antes posible y lo haga bien.

—¿Es cierto como se decía en el vestuario que le ganaba siempre y usted no daba la talla?

—(Risas) Eso es mentira... (risas) y hay testigos para corroborar todo lo contrario. He compartido habitación con Sergio en los viajes y al principio fue un poco raro, pero ahí fue cuando conocí a un gran Sergio, un chico muy humilde y muy sencillo. Como le decía, esperemos que pronto esté otra vez con nosotros.