Antonio Barragán (12 de junio de 1987, Pontedeume, A Coruña) lleva tatuado en el brazo la filosofía que le inculcaron sus padres. La estrella de seis puntas, el sello de Salomón, simboliza el esfuerzo continuo y la fe en Dios en busca de la superación. Desde que, con 18 años, dejó Sevilla hasta el momento actual en el Valencia ha aprendido que «el fútbol no es tan bonito como parece» y las oportunidades, como las que tuvo ante Sevilla y Levante, llegan «a base de sacrificio». «Me crezco ante la adversidad. Mi vida deportiva no ha sido fácil, me ha tocado luchar y pelear. Uno puede tener días más o menos acertados, pero el trabajo nunca va a faltar. Soy una persona trabajadora que lo que tengo me lo he ganado con sacrificio diario y humildad», afirma.

Las experiencias en Liverpool, Valladolid y, sobre todo en el Deportivo —donde estuvo una temporada entera sin jugar tras una lesión de rodilla y un conflicto administrativo que acabó ganando—, le han fortalecido. «Me pidió Caparrós. El primer año fue bueno, jugué 24 ó 25 partidos, en el segundo me lesioné y en el tercero no jugué por la recuperación. Viví momentos duros, gracias a Dios aquello me hizo madurar y aprender mucho de la vida y el fútbol, cosas que en el presente estoy utilizando», explica. Por eso, pese a ser tras Dealbert el hombre del equipo con menos minutos, Barragán ahora no se va a poner nervioso: «Tengo mucha paciencia y tranquilidad porque confío mucho en mis posibilidades y condiciones, sé que tarde o temprano llegarán más oportunidades. Lo que trato es de ser profesional dentro y fuera del campo».

Antonio no entra ni sale en la situación de otros compañeros que apenas están contando, como Ricardo Costa o Dani Parejo, al que está viendo «entrenándose al máximo para demostrar lo buen futbolista que es». Cuando se le pregunta si teme quedar en el olvido a lo largo de la temporada, ya que es una persona que no hace ruido, responde: «Donde tengo que hablar es en el campo, tendré mis ocasiones para no estar en el olvido. Me gusta estar tranquilo, con la mente liberada y físicamente a tope… Y no hablar o criticar, porque eso no va a ningún sitio».

Hasta ahora el lateral derecho suma 45 minutos en Sevilla y 76 en el derbi de Orriols en ambos casos por problemas físicos de Bruno. Poco, pero bien. «Cuando se trabaja día a día la cabeza piensa en cuándo llegará la ocasión, a mí me llegó en Sevilla y contra el Levante. Estoy satisfecho, me sentí bastante bien en los dos partidos, pese a que el resultado no acompañó en el Pizjuán», admite. Eso sí, Barragán no esconde la ilusión por poder estrenar titularidad en Mestalla: «No cabe duda de que jugar delante de nuestra afición y como titular sería espectacular. Creo en mí y puedo aprovechar una oportunidad como las dos anteriores».

La ilusión de debutar en casa

El próximo sábado contra el Madrid sería la «ocasión perfecta». «Es un partido importante contra otro grande, porque nosotros también lo somos. Vamos a salir a ganarles. Siempre he dicho que vamos a aspirar a todas las competiciones, lo demostramos ante Barça y Chelsea. Confío en la calidad de la plantilla, vamos a pelear en todo hasta el final», comenta. Precisamente, en el Real Madrid se encuentra uno de sus compañeros de quinta en la cantera sevillista, Sergio Ramos. A pesar de que últimamente han perdido «un poco la relación», cada vez que están en Sevilla intentan quedar o hablar y seguro que conforme se acerque el partido «hay pique y bromas, aunque sea por teléfono». En cuanto al polémico entrenador de los blancos, Jose Mourinho, el defensa sevillano es sincero y dice que a él «sí» le cae bien.

La familia, su gran sustento

La clave en la fortaleza de Barragán es el apoyo de sus padres, su hermana y también de su novia Carolina, con la que vive en Valencia. «La familia es parte importante en mi vida. En el fútbol el viento no va siempre a tu favor. Uno es profesional y no ir citado jode por dentro, ahí los seres queridos son una gran ayuda. Es el momento de seguir entrenando fuerte para estar en forma y convencer al técnico aprovechando la ocasión que te dé», argumenta. Antonio cuenta como sus padres «se emocionaron» al verlo salir al Pizjuán en septiembre. «Ya me habían visto debutar anteriormente, pero no en un club tan grande como el Valencia», añade. Con el 0-2 en Orriols a Barragán le acompañó la alegría del triunfo. La primera llamada fue para Antonio, su padre, aunque acabaron cogiendo el teléfono la madre y la hermana: «Están muy pendientes (ríe). Son fundamentales en mi vida, desde niño me han apoyando y parte de lo que he logrado es también gracias a ellos».

Estudia para ser entrenador

El mejor consejero es su padre, pero intentan hablar «poco» de fútbol: «Intenta evadirme, se preocupa por lo personal, por cómo me encuentro en Valencia, si me falta algo…». Barragán trata de no comerse la cabeza en el tiempo libre y le gusta desconectar «jugando a la Play o viendo cine». «Me relaja, me hacen quitarme la presión de los entrenamientos, los partidos. En los viajes desconecto con ello», dice un jugador de 24 años que estudia «para ser entrenador el día de mañana» y dedicarse a su pasión: El deporte… Sólo le falta un nivel para sacarse el título.