Manuel Llorente y Emery no hablaron ayer entre ellos, los dos prefirieron otorgarle al domingo la condición de jornada de reflexión tras tirar a la papelera el partido contra el Betis en el tiempo de descuento. Braulio Vázquez tampoco tenía muchas ganas de recordar los últimos cuatro minutos de locura. Los tres están muy dolidos y no es necesario que intercambien impresiones individualmente para saber que «este no es el camino a seguir». En el Benito Villamarín no se hicieron méritos para ganar, tampoco se compitió unos días antes frente al Chelsea para estar entre los 16 mejores equipos de Europa, se ganó sin merecimiento al Espanyol€ tres partidos que marcan la realidad de un Valencia que ha caído en el camino del conformismo tras escuchar las siguientes reflexiones, realizadas en el foro interno de la entidad: «Perder contra el Chelsea era lo normal, la Champions se perdió en Leverkusen» o «nuestros rivales son el Málaga, el Sevilla€ y el que piense otra cosa está equivocado». Estas ideas se ajustan a la realidad, pero aceptarlas no va acorde con la exigencia de este club. A la afición no se le han prometido títulos, pero con el desplazamiento masivo a Londres, con más de 2.000 gargantas valencianistas en un periodo de crisis, se vio que se ilusionan con poco, pero sí piden competir y eso no se vio en Sevilla, ni en Londres, ni la semana anterior contra el Sevilla. Urgen soluciones.

Nadie ve peligrar la tercera plaza del Valencia en la Liga BBVA, ni los técnicos ni los dirigentes de los otros clubes que aspiran a entrar en competiciones europeas, y tiene su mérito, pero la derrota frente al Betis en lugar de acercarle a los dos grandes del campeonato les ha alejado más. Y antes de que se agrave más la situación, se va a reflexionar sobre varios temas. ¿Por qué no se cierran los partidos? ¿Por qué si el equipo no da el cien por cien se convierte en un grupo vulgar capaz de perder contra cualquiera? ¿Tendrán mayor efecto los cambios de Unai durante los partidos? ¿Están dando el rendimiento esperado los fichajes? ¿Por qué cambia tanto la cara del equipo si juega Éver Banega o Tino Costa? La zona noble de la entidad tiene claro que debe dar respuesta a estas preguntas, en una semana desastrosa no se va a borrar de la pizarra el mensaje de la exigencia máxima, pero por ese motivo se va a analizar la situación desde el inicio de curso hasta la actualidad, con una panorámica más global en el tiempo.

No se cierran los partidos

Cuando el Valencia se pone por delante en el marcador no se construye ni una seguridad defensiva ni se logra una ventaja inalcanzable para el rival. Ha habido partidos puntuales en los que sí, como frente al Genk en Mestalla o ante el Levante, pero la tónica general te lleva al sufrimiento. Una de las reflexiones que se repite una y otra vez en el vestuario es que con el 1-0 a favor hay que jugar con inteligencia. Un ejemplo reciente es el del Chelsea en Stamford Bridge; cuando se adelantó en el marcador se encerró atrás y buscó los contragolpes, pero con la consigna clara de no dejar espacios atrás. Se priorizó la defensa al ataque, siempre con una buena colocación táctica sobre el césped, pero al Valencia le empató el Sevilla con su lateral izquierdo €Mathieu€ regresando de una posición de ataque. «Sin querer nos vamos hacia adelante y hay partidos en los que eso no lo podemos hacer, debemos aguantar», apunta uno de los pesos pesados del vestuario.

Sin dar el cien por cien€

Para dar un paso más respecto a las últimas temporadas no se pueden tener despistes, más ante rivales inferiores como es el Betis (había sumado un punto de los últimos 30), y eso conlleva que el Valencia debe exigirse el cien por cien en cada partido para no convertirse en un equipo vulgar. La sensación de autoridad que se ha tenido en escenarios como Vallecas o el Ciutat de Valencia ha desaparecido. Y la dinámica actual es peligrosa. «Hay que ir al límite siempre», les insiste Unai a sus futbolistas, pero el mensaje no siempre obtiene una respuesta afirmativa. No existe tanta superioridad en el campo entre el Valencia y sus rivales, de ahí la gran mayoría de resultados ajustados, por eso se debe exigir el máximo para ganar.

Línea de creación

¿Tino Costa o Banega? Los dos responden a un perfil distinto y por eso son compatibles, pero Éver es cada vez más necesario a la hora de hacer las transiciones defensa-ataque con pases cortos. Tino firmó en Sevilla el pase en profundidad que dio origen al 0-1, asegura pelea y pases a media y larga distancia en la línea de tres cuartos de campo hacia adelante, el ´10´ se cuela entre los centrales para ir hacia arriba. Unai va a ir alternándolos a partir de ahora, con Éver recuperado. Y paralelamente se van a tener que esconder las carencias que se tienen; cada vez es más habitual que las sustituciones no tengan su efecto, igual como también hay fichajes €como Piatti o Parejo€ que deben darle ese plus de calidad al equipo y que aún no han dado el nivel. Urgen soluciones ya.