«Es una agresión intolerable, no ha estado a la altura de ese club»; son palabras que Andoni Zubizarreta pronunció en junio de 2004. Entonces era director deportivo del Athletic Club de Bilbao y las dirigía al Barcelona porque se había llevado a dos cadetes de Lezama, el delantero Arkaitz de Luis y el interior zurdo Ibai Martínez. Es más, el que también fue portero del Valencia hizo pública una carta que envió a su entonces colega en el Barcelona, Txiki Begiristain, y en la que hablaba de «acto hostil y de inusitada gravedad».

Corta es la memoria, al menos la de Andoni Zubizarreta, porque ahora es director deportivo del Barcelona y el Valencia se ha visto obligado a acelerar la firma de un contrato al cadete Pedro Chirivella €que juega cedido en el Cracks de Liga Autonómica€ porque el club azulgrana ha intentado llevárselo. Pero esta vez el Valencia se ha plantado. Harto de que el Barcelona se dedique a esquilmar cada temporada la cantera valencianista y a pesar de que en términos legales es imposible retener a un chaval, los dirigentes de la escuela de fútbol blanquinegra han decidido pasar a la acción y tomar cartas en el asunto. La historia que vamos a contar es algo más que un derecho al pataleo; es la crónica de un hastío.

A estas alturas a nadie se le ocurre discutir que el Barcelona es un club modélico en lo que a utilización de sus futbolistas de cantera se refiere y como prueba ahí está la alineación que planteó Guardiola el pasado domingo ante el Santos brasileño en la final del Mundial de Clubes, en la que había hasta nueve jugadores formados en la Masia azulgrana: Víctor Valdés, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Thiago, Messi y Fàbregas. Pero detrás hay una historia oscura que rara vez sale a la luz y que clubes como el Valencia están sufriendo en sus carnes. La realidad es que el Barça esquilma sin ningún rubor canteras de fútbol como la del Valencia amparándose en esta buena imagen y, lo que es peor, lo hace a espaldas del club en cuestión, aunque sea de la importancia del Valencia.

«Si siguen así, van a ser el mejor club del mundo durante mucho tiempo, ofrecen a los chavales contratos de 8.000, 12.000 y 19.000 euros al año y nada podemos hacer. Pero no es sólo con el Valencia, al Espanyol le roban jugadores constantemente, al Sevilla creo que le han quitado tres y también al Sporting», se queja amargamente un miembro de la escuela valencianista. El Barça parece no tener suficiente porque la temporada pasada ya se llevó a tres jugadores de la escuela del Valencia y en esta ha vuelto sin dudarlo a la carga. Entonces fueron Rodrigo, lateral derecho y central que jugaba en el cadete autonómico de Cracks, Álex Martínez, central infantil y el habilidoso extremo Fran Villalba, que estaba en el infantil y que recientemente ha regresado al Valencia porque no se adaptó a la Masia y a estar lejos de sus padres.

Aquello ya provocó que José Luis Martín Vila €director de la Escuela de Fútbol Base del Valencia€ enviara una carta a su homónimo en el Barcelona, Guillermo Amor, pidiendo explicaciones al respecto y pidiendo también alguna información que verificara las sensaciones que tenía tras hablar con el entorno de los jóvenes jugadores. La respuesta que recibió fue algo así como que somos libres porque la ley lo permite y que si los jugadores quieren venir... Lo curioso del caso, es que esto coincidió en el tiempo con los lamentos del presidente barcelonista, Sandro Rosell, porque el Arsenal €que ya le ´birló´ al Barça a Cesc Fàbregas€ se había llevado al cadete azulgrana Jon Toral: «Le hemos dicho a los dirigentes del Arsenal que no nos ha gustado su actitud». Muy curioso...

Y más curioso si se tiene en cuenta que esta misma temporada, en cuanto Braulio Vázquez tuvo conocimiento de que el Barcelona estaba tentando al mediocentro Pedro Chirivella, llamó a su homónimo Andoni Zubizarreta pero este se lo negó. Eso sí, poco después, el director de Fútbol Base del Barça, Guillermo Amor, llamó a Juan Sánchez para, de alguna manera, informar de su interés en el joven cadete... Demasiado tarde porque el Valencia ya sabía que, como siempre, el Barça «no había ido de cara». Como supo en cada momento que estuvo tentando al delantero Paco Alcácer hasta el día mismo en que firmó su nuevo contrato con la entidad valencianista. ¿Acto hostil de inusitada gravedad?