A Coruña está reverdeciendo. La ciudad se ha repuesto de la carga dramática del descenso y de la gris existencia que se le suponía en Segunda División. Riazor vuelve a palpitar con una frescura casi contranatural. En ocasiones es necesario tocar fondo para restaurar con firmeza tu identidad, eso es lo que ha sucedido con el Depor y también con Andrés Guardado. En el banquillo está uno de los responsables del cambio: José Luis Oltra. «El objetivo es distinto, el equipo es distinto, la categoría es distinta? han cambiado muchas cosas. Ahora hay una nueva forma de entrenar, muchos factores influyen para que el rendimiento de algunos jugadores sea superior». El entrenador valenciano conoce en primera persona cual es el condición de un futbolista llamado a vestir la camiseta del Valencia en seis meses.

«No voy a descubrir ahora a Andrés porque es buenísimo, nos da mucho. De hecho, nadie en la categoría aporta semejante nivel de desequilibrio, lleva siete goles y un buen puñado de asistencias». Oltra explica el impacto del mexicano en el buen momento del Deportivo. Guardado (28 de septiembre de 1986) nació en Guadalajara, capital de estado de Jalisco, cuna del tequila y el mariachi. En México es un icono, figura de la selección, estrella desde su debut en Atlas con 18 años. En 2007 decidió poner rumbo a Galicia. Para entonces ya había jugado el Mundial de Alemania y había sido cortejado por Real Madrid y PSV. Guardado es uno de esos zurdos poco comunes. No sólo tiene clase. Tácticamente ofrece múltiples posibilidades, es rápido, resistente y sabe usar la pierna derecha. No le falta pegada y tampoco coraje. «Su posición natural es la banda izquierda, donde puede actuar en cualquier posición. Yo siempre lo pondría por delante porque te da mucho desborde, es intenso, tiene ritmo, saca buenos centros. Es un jugador de mucho recorrido. Trabaja en ataque y en la recuperación. Además, hace mucho daño cuando se mete a jugar por dentro». Oltra lo define como un jugador completo y con nivel para ser importante en un grande.

En junio caducarán los cinco años que firmó con el Depor. Una oportunidad única para sus muchos pretendientes. Podrá elegir, si no lo ha hecho ya. Los rumores sobre su marcha no son nada nuevo. En verano ya se habló de ofertas de Rusia y Ucrania, del Villarreal y también del Valencia. Por su situación contractual pareció un ahora o nunca, un momento para cambiar el rumbo y mirar hacia adelante, pero Guardado decidió aplazar esa decisión. En parte, por la testarudez de un Lendoiro empeñado en recuperar una inversión de más de cinco millones de euros. En parte, por el sentimiento de deuda del jugador para con el Depor. Las expectativas cuando llegó A Coruña eran más elevadas. Los números no han sido espectaculares, sobre todo, para un futbolista capacitado para marcar la diferencia. En las dos primeras temporadas consiguió dejar su sello en cada jugada, en cada partido, pero los problemas de salud, la irregularidad y los largos viajes con México lo habían convertido en un personaje lisiado, trivial y casi frívolo. «Conociéndole, me extraña que no estuviera implicado porque siempre que sale al campo se deja el alma, es intenso, juega con concentración y juega para el equipo», Oltra despeja las suspicacias sobre su compleja personalidad, «si un jugador no tiene continuidad por problemas físicos es complicado mostrar ritmo competitivo».

Tanto contratiempo lo habían bloqueado. «Si Andrés no rindió no fue por falta de voluntad o por la falta de confianza del entrenador, no tuvo continuidad por las lesiones. Ahora que el físico le está respetando, trabaja bien, con mucha implicación», confiesa Oltra. El cuerpo técnico le sometió a un plan de preparación específica en pretemporada. Tuvo una puesta a punto especial por los compromisos con su selección y los resultados están a la vista. «Está centrado, feliz y nos está dando un nivel muy alto», afirma su entrenador. Después de un proceso de tantas dudas y otras cosas, la normalidad ha favorecido su desahogo emocional. Guardado está de regreso y viene reforzado anímicamente por todo lo que le pasó. Andrés ha retomado la rutina diaria, la regularidad, la motivación. Los que le conocen aseguran que ha crecido como profesional, que es un chico serio, con trazas de madurez. Suena música de guitarrón, trompeta y violín. El mariachi ha vuelto. Quiere más. Primero devolver al Depor a Primera, después el Valencia.