Los pupilos de Unai Emery harán bien en agarrarse, porque contra el Sevilla les esperan curvas. Si el hispalense no es un rival sencillo, aún mucho menos es simpático. Por los comentados y polémicos precedentes, pero también por la excesiva dureza con el que se emplea alguno de los miembros de su plantilla. Principalmente, el bosnio Emir Spahic, al que se conoce por su juego sucio.

En la hoja de servicios del central, al que el Valencia estuvo a punto de firmar hace unos meses, sobresalen los 12 partidos de castigo a los que tuvo que hacer frente el curso pasado. En la Ligue 1 todavía recuerdan la que lió antes de dejar las filas del Montpellier. Fue de récord: la comisión de disciplina del fútbol galo le impuso un primer castigo de cinco encuentros por una acción violenta ante el Brest, y solo solo cuatro meses después, por una jugada de similares características ante el Lens, otro de oficio de siete partidos.

Incluso los valencianistas conocen de primera mano cómo se las gasta Spahic. En la primera y única vez en la se ha cruzado en el camino del conjunto de Mestalla, el bosnio hizo de las suyas. Fue el pasado 24 de septiembre, en Liga BBVA y en el Sánchez Pizjuán, cuando puso mucho de su parte para forzar la expulsión de Aduriz. Su provocación, que incluyó una colleja y pisar la punta de la bota del vasco, provocó el enfado y la posterior reacción de este, que acabó propinándole un pisotón. Sus desmedidas muestras de dolor sobre el césped, junto a la reclamación de Navarro al árbitro de turno, Muñiz Fernández, hicieron el resto.

En el vestuario hispalense no esconden que «va a ser una eliminatoria con mucha batalla», como ayer declaró Álvaro Negredo. «El equipo sabe lo que tiene que hacer para meterse en cuartos. Sabemos que nos va a tocar sufrir mucho para lograr nuestro objetivo», apuntó también el delantero internacional, quien confía en que su equipo sea «superior» al Valencia. Solo falta saber cuál es exactamente el camino elegido por los de Marcelino para lograrlo.

No hay que echar la vista atrás para encontrar un ejemplo claro de cómo gestiona y del partido que el Sevilla saca a su agresividad. La pasada campaña, en la visita liguera a tierras hispalenses, fue Topal quien vio la tarjeta roja, pese a ser la víctima de una jugada que le tuvo casi dos meses de baja. Los de Emery se quedaron con 10 y acabaron perdiendo, a pesar de que la acción punible la había protagonizado el uruguayo Martín Cáceres, con empate a cero todavía en el marcador.

Para echar un poquito más de leña al fuego, el Comité de Árbitros, tal y como ayer hizo público, ha designado a José Antonio Teixeira Vitienes para el encuentro de vuelta. Resulta que este es el mayor de los dos hermanos. Vamos, el que pasó por altó las manos de Higuaín en el último minuto del Valencia-Madrid de Liga BBVA.

El colegiado cántabro se cruzará con los blanquinegros por primera vez desde el fatídico error del pasado 23 de octubre, que impidió el empate a tres. Las imágenes captadas por una cámara de La Sexta, situada detrás de la portería, demostraron entonces que el Pipita había interceptado ilegalmente y dentro del área el remate a bocajarro de Soldado, que ya se colaba en la portería de Casillas.