Jonathan Viera ya está en Las Palmas después de las mejores y más intensas veinte horas de su vida. El nuevo fichaje del Valencia llegó a la capital del Turia en olor de multitudes, pisó el césped de su nuevo estadio, conoció el que será su vestuario, cenó con Braulio y su agente, pasó la revisión médica a primera hora de la mañana en la Clínica Tecma luciendo por primera vez el escudo del Valencia en su camiseta de entrenamiento, firmó en el club su contrato para las próximas cinco temporadas, comió en compañía de su agente y el levantinista Valdo en el restaurante Pilsener y emprendió camino a casa dirección a Madrid con el AVE 05161 que partía de Joaquín Sorolla a las 16:10 horas. Lo hizo con la ilusión de un niño. Porque la realidad había superado todas sus expectativas. Hasta hubo tiempo para que un aficionado de Alzira le regalara un cajón con naranjas valencianas. Se fue sin probarlas. Tampoco la paella, pero ya cuenta los días que faltan para volver, probarlas, conocer la ciudad más a fondo y ser presentado ante su nueva afición. Aunque, hay una cosa que le apetece más. Como él decía, «me apetece probar las naranjas y la paella, pero aún más jugar en Mestalla».

La mañana empezó muy pronto. A las diez de la mañana se desplazó del Valencia Palace, donde se hospedó y pasó la noche, hasta a Alzira para pasar la revisión médica en la Clínica Tecma. Allí le esperaban el doctor Jordi Candel, Ximo Más y una batería de pruebas médicas. Analítica, test de cardiología, pruebas de esfuerzo, radiología para examinar la fuerza de sus huesos, etc. No hubo ningún problema. Viera tenía el visto bueno del cuerpo médico para firmar. Y así fue. El futbolista se fue directo a las oficinas del club donde le esperaba su agente, Pedro Bravo. Allí estampó la firma que vinculará al Valencia las próximas cinco temporadas. Minutos después no podía ocultar su emoción en la Clínica Milenium. «Tenía un sueño que era jugar en Primera pero no me esperaba que fuera en un club como el Valencia, que juega Champions. Soy muy joven y la verdad es que esto es para mí un sueño». Fue allí donde reconoció que el exvalencianista y paisano suyo, David Silva, le ha dado buenas referencias de la entidad de Mestalla. «Hablé con David Silva hace unos días, conmigo siempre se ha portado muy bien. Me ha atendido muy bien y me dio muchos consejos porque él estuvo aquí muchos años y fue alguien importante para la gente. Que vengan palabras buenas de él es un orgullo para mí, ha sido campeón del mundo, ha ganado ligas y para todos los canarios es un ídolo en la isla», decía.

Jonathan no podía ocultar su felicidad y sus ganas de convertirse en ídolo como su paisano. Mestalla le espera. De momento, le impresiona, pero está deseoso de saltar al césped y divertirse con el balón en los pies. Faltaban pocas horas para su vuelta a Las Palmas con escala en Madrid. La última de sus paradas iba a ser el restaurante Pilsener en el Paseo de La Alameda. El trayecto le permitió descubrir la Ciudad de las Artes y las Ciencias y conocer al futbolista del Levante, Valdo. El futbolista granota €comparte agente con el canario€ estaba invitado a la comida y se convirtió en su improvisado cicerone en su nueva ciudad. La hora se echaba encima. Viera y Bravo se marchaban a la estación de Joaquín Sorolla. A las 16:10 salía su AVE hacia la estación de Atocha. No podía perderlo. Hoy, como hará hasta que acabe la temporada, entrenará con Las Palmas. Y es que su vuelta a Valencia no está prevista hasta junio, la fecha en la que será presentado. Desde ayer es un valenciano más.