Mauricio Pellegrino tiene muy claro el valor del compromiso. «El equipo es fundamental para alcanzar el éxito». Esa premisa es la base de su trabajo y no es una afirmación vacía de contenido. El entrenador argentino pretende edificar un nuevo Valencia desde la humildad, el esfuerzo, la solidaridad, el respeto y la identificación con los valores que caracterizan a la entidad. Su primer reto como entrenador es fidelizar a sus futbolistas con estos principios, convencerles de que el colectivo está por encima de las individualidades, de que el Valencia debe ser una familia.

El argentino es un tipo serio, pausado, con las ideas claras y cuando habla transmite su discurso con lucidez. Es un apasionado del fútbol, sabe detalles, conoce y escucha, habla y recuerda. Describe partidos con una luminosidad especial: La táctica, los jugadores, los resultados? Este será su debut como primer entrenador, no puede jugar la baza de la experiencia, pero es consciente de que maneja otras armas. El Flaco es un tipo muy próximo a los jugadores, hoy en día no entiende la relación de otra manera: La comunicación debe ser fluida. Él ha sido jugador hasta hace poco y eso lo hace más sencillo. Esa capacidad para poder entender las diferentes situaciones que los jugadores viven es un plus que no se enseña en ninguna escuela.

Aún no han empezado las charlas, es un proceso de tiempo. Maneja todo tipo de informes, puedes conocer a un futbolista por lo que has visto, sin embargo, Pellegrino prefiere el día a día y el rendimiento en los entrenamientos, la evolución del día a día y todos esos elementos que es mejor valorar en riguroso directo. Esas interioridades de la rutina diaria de la plantilla las está juntando con todos los conceptos que tenía. Ese es el paso previo que quiere hacer antes de insistir en lo que le gusta, busca definir una idea de equipo, la cultura táctica, el estilo de juego y la identidad del vestuario. Ahora está en una fase de conocer a sus futbolistas. Por eso siempre está pendiente de la supervisión de cualquier detalle. El método vence a la improvisación. El cuerpo técnico tiene muchos datos de todos los partidos y del rendimiento de cada jugador, han visto prácticamente todos los partidos de la temporada pasada y los están repasando y analizando. Los tienen muy presentes y se está poniendo al día. Quiere tener cuantos más datos posibles mejor, departamento médico o fisioterapeutas o quién se dedica a cada cosa, porque es el máximo responsable de todo. Pellegrino predica con el ejemplo por su afán de perfeccionismo.

Autoridad y cultura de grupo

La puntualidad y la rectitud con los horarios también se ha dejado sentir. El cuerpo técnico dejó claro ese aspecto desde el primer día de trabajo en la Ciudad Deportiva de Paterna. Los jugadores sí que están siendo puntuales, todos a la hora. Todavía hay que establecer el funcionamiento de las concentraciones y los pequeños despistes son normales, pero la gente en general está más pendiente.

La nueva autoridad y la disciplina no están reñidas con el buen rollo. Siempre hay un lugar reservado para las bromas. Marienfeld no es una prisión. El respeto y la educación son dos valores innegociables. El cuerpo técnico trata a la gente como a personas, sin descuidar la exigencia profesional, pero siendo conscientes de que son seres humanos, con sentimientos y preocupaciones. Todo se habla a la cara con talante y buen gusto. La porra de la duración del vuelo que preparó el ´Profe´ Macaya para el día de la llegada fue el mejor ejemplo. El recreo fue divertido y una forma de implicar a la gente; luego por la noche se repartieron los premios, libres de impuestos porque se hizo en el aire. Esa preocupación por hacer grupo queda claro en las comidas. El salón es amplio y Pellegrino ha pedido una mesa grande rectangular, una «mesa imperial» como dicen en las bodas, para que todo el mundo esté junto. Eso tiene mensaje: Quiere un grupo unido.