Tres victorias, dos empates y cuatro derrotas es el balance de los nueve primeros partidos de la era Pellegrino, unos números discretos que han despertado las primeras dudas alrededor del proyecto deportivo que lidera el técnico argentino, alimentadas por su nula experiencia como primer entrenador al frente de un equipo de élite. Estos registros están por debajo de los que lograron en ese mismo periodo otros entrenadores en la historia reciente del Valencia CF, aunque esa misma historia demuestra que ni un gran comienzo asegura un final feliz ni todo lo contrario; otros que como Mauricio Pellegrino tuvieron unos números pobres en el comienzo terminaron por asentarse, alcanzar importantes logros deportivos y consolidar un bloque sólido y fiable.

Los números de este Valencia están más cerca de los de Héctor Cúper y Quique Sánchez Flores que, por ejemplo, los de Claudio Ranieri en su segunda etapa o los del propio Unai Emery, sin dejar de lado que todos ellos tuvieron a su disposición plantillas más consolidadas y veteranas que la actual. Cúper se encontró un equipo con la inercia ganadora de la Copa del Rey de Sevilla, con el poso y el oficio de futbolistas como Cañizares, Carboni, Angloma, Djukic o Luis Milla y otros que alcanzaban su plenitud como el Albelda, Piojo López, Mendieta, Farinós y Angulo. Aún así el comienzo no fue fácil, la Supercopa conquistada ante el Barcelona, la clasificación para la Liga de Campeones ante el Hapoel israelí y un buen estreno en la máxima competición europea salvaron los muebles, porque en la Liga cuatro derrotas consecutivas situaron al equipo último en la tabla de manera inexplicable. La reacción llegaría después con un triunfo épico en el Bernabéu y a partir de ahí la ascensión fue imparable, hasta acabar terceros en la Liga y jugar la final de la Champions en París. ¿Está este Valencia preparado para la épica?

Más dificultades se encontró Quique, después de una temporada decepcionante posterior al doblete en la que al Valencia apenas le llegó para alcanzar la Intertoto. Esta competición marcó el inicio de la nueva etapa, pues una derrota a doble partido con el Hamburgo en la final privó al equipo de competir ese año en Europa. Tampoco el comienzo en la Liga fue esperanzador, el equipo transmitía poco a la grada, pero esa temporada acabó tercero con opciones de ser segundo hasta la última jornada.

Con los datos en la mano, el mejor inicio corresponde a Claudio Ranieri en la campaña 04/05, que en esos primeros nueve partidos conquistó la Supercopa de Europa y condujo al equipo al liderato en la Liga, con cinco victorias y un solo empate. La felicidad, sin embargo, duró poco, unas semanas después el Valencia estaba eliminado en la Champions por el Inter y el Werder Bremen, una serie de malos resultados en la Liga y la eliminación en la UEFA ante el Steaua pusieron fin a la segunda etapa del italiano en Mestalla.

A Emery le tocó la crisis, pero con todo tuvo a su disposición una plantilla que conservaba todas sus figuras, entre ellas Villa, Silva y Joaquín, aunque rota después de un año horrible. Sus registros en estos primeros partidos fueron de récord, con la salvedad de media hora para olvidar en el Bernabéu en la que tiraron por la borda el título de la Supercopa. El equipo hizo una campaña discreta en la Copa y la UEFA y acabó sexto la Liga.

Los primeros nueve partidos de Rafa Benítez se resumen en un triunfo épico ante el Madrid de Zinedine Zidane en el estreno, ninguna derrota y solo cuatro goles en contra, cifras y sensaciones que hacían pensar en un equipo trabajador, peleón y, sobre todo, sólido en defensa, aunque nada hacía presagiar que acabaría ganando la Liga además de completar una buena campaña en la UEFA y sentar las bases del mejor Valencia de la historia. Todo se pudo ir al traste en diciembre, cuando al equipo le costaba ganar y con un 2-0 en Montjuïc Benítez estuvo contra las cuerdas. Pero se levantó, hasta el punto de ser considerado en el año 2004 el mejor del planeta fútbol.