El escenario fue la sala de prensa del Camp Nou. Después de un Barcelona-Espanyol, en el último partido de Guardiola en casa, un periodista griego preguntó por la calidad de Ernesto Valverde. Entonces ya se sabía que el elegido en la sucesión era Tito Vilanova, pero Pep se mostró generoso y agudo: «Ernesto está preparado para dirigir a cualquier equipo, si vuelve a la Liga BBVA, Olympiacos perderá un gran entrenador pero los españoles recuperarán a un gran fotógrafo». Guardiola descubrió entonces la faceta más artística y menos conocida del nuevo entrenador del Valencia. No sólo de fútbol vive el hombre.

Ernesto Valverde (Viandar de la Vera, 9 de febrero de 1964) tenía pensado dedicarse a la fotografía una vez retirado del fútbol, pero al final se hizo entrenador. Mientras jugaba para Espanyol y Barça „en las décadas de 1980 y 1990„ el Txingurri completó sus estudios en el Instituto de Estudios Fotográficos de Cataluña y comenzó a publicar retratos de sus compañeros de plantilla en varios diarios.

Su salto para debutar con su primera gran muestra abierta al público no fue fácil. Sus amigos tuvieron que insistirle mucho. Su debut para el gran público en el campo de la fotografía, se produjo el pasado mes de junio en Atenas, con la exposición Medio Tiempo. La galería Ileana Tounta fue el escenario. Un lugar que irónicamente se encuentra muy cerca del viejo estadio del Panathinaikos.

Querido y respetado, Valverde eligió Grecia a modo de colofón de su estancia ateniense. Su período heleno ha sido un tiempo abonado para cultivar su arte dado que, alejado momentáneamente de su familia en España, Valverde buscó refugio en la fotografía.

Sensibilidad más allá del balón

Las que quizás son las instantáneas más interesantes son aquellas en que se entrecruzan el entrenador y el fotógrafo: los seguidores griegos enfervorecidos vistos desde el espacio estanco del autobús del equipo; las melancólicas visiones de la ciudad ucraniana de Jarkov (hogar del Metalist, su último verdugo en la Europa League); el humo que emana del estadio solitario cuando todos se han ido después de una batalla campal... La temática es variada. También hay paisajes de viaje e instantáneas sociales, especialmente de Grecia. Y están también los retratos, llenos de cariño, ternura e ironía, como los de su hija y su mujer, sus compañeros de equipo e incluso el vendedor callejero de sandwiches que proveía al Olympiacos.

La fotos de aquella colección están recogidas en ´Medio Tiempo´, un libro con su firma que contiene 128 páginas de material gráfico. Como explica el escritor Bernardo Atxaga en el prólogo, las imágenes muestran «un mundo que no es hogar, ni es casa, ni país... lugares solitarios o lugares en los que cualquier persona se sentiría sola». Atxaga define la fotografía de Valverde como «delicada y dura, al mismo tiempo». Su hermano Mikel es un importante agente de la cultura vasca, especialmente ligado al cómic.