Tiene solo quince años, pero muy poco o nada de niño. Su personalidad es tan grande como su presencia dentro del campo. A pesar de su edad, Pedro Chirivella ya es un líder dentro de las categorías inferiores del Valencia y la selección española.

El mediocentro de Rocafort lleva desde infantiles entrenando y compitiendo con gente de mayor edad. Debería jugar en el Cadete A, pero entrena con el Juvenil A y es el pilar del Juvenil B. Debería jugar en la Sub´16 Española, pero es titular de la Sub´17 a pesar de ser el más joven de las listas. La semana pasada ´bajó´ a la Sub´16, su generación, para disputar el Torneo de Desarrollo de la UEFA y se exhibió. Fue capitán, metió tres goles y levantó el título. Que el club no se vuelva loco en el mercado, el futuro se llama Chirivella y vive aquí. Al ladito de Mestalla.

Pedro tiene talento innato, pero también una cabeza bien amueblada. Su abuelo Pedro le ha ayudado. «Mi abuelo es el que más me apoya, viene a los entrenamientos, a los torneos, no se pierde ni uno. Siempre está encima mío y es mi ejemplo a seguir. También me ayudan mucho mis padres Pedro y Chela. Con cuatro años me llevaba al campo del Rocafort con un balón en la mano». Tan solo un año después, ingresó en Paterna en querubines. Desde entonces, no ha parado de crecer en el Valencia y la Roja. A todos los niveles. Ya mide 1,78 metros... y su padre llega a 1,88. La primera vez que fue a Las Rozas fue en mayo del año pasado, desde entonces no ha dejado de ir. «Me llamó la Sub´15 para jugar en México y sin pasar por la Sub´16 fui a la Sub´17 a Bulgaria a jugar el Europeo. Allí nos clasificamos y fuimos a Croacia a la Ronda Élite, pero nos quedamos fuera. La semana pasada fui por primera vez a la Sub´ 16. Fui capitán, metí tres goles y ganamos».

Pedro es un mediocentro de personalidad que puede jugar en la posición de defensivo y ofensivo. Le gusta más el ´8´, pero ahora juega de ´6´ para aprender a «apretar». «Me gusta tener la pelota, hacerme notar en el campo, soy un jugador de toque, con llegada y creo que si tengo que mejorar algo es el juego sin balón. Tengo que ser más agresivo. Puedo jugar en las tres posiciones del centro del campo, pero ahora estoy jugando más de seis para aprender a apretar más sin balón. Me siento cómoda en todas, si tuviera que elegir me quedaría con la de ´8´ con un perro de presa por detrás y yo poder construir más».

Su sueño es jugar en Mestalla. Lo vio por primera vez hace diez años. Cuando tenía cinco. Fue con su primo Javi Pérez a un partido contra el Valladolid. De aquel día recuerda a Aimar, Angulo, Mista y, sobre todo, Albelda. «Es más que un ídolo. Es un jugador que se deja corazón y que tácticamente es perfecto. Es un ídolo. Además, un día habló conmigo. Me dijo que le habían contado que estaba haciendo las cosas bien y que siguiera igual. Me dijo que siguiera trabajando para llegar al primer equipo». Ese es su sueño, aunque aún lo ve lejano. Media Europa le desea, pero Pedro es de ideas claras. «Si hay equipos quiere decir que estoy haciendo bien las cosas, pero aquí estoy perfecto y quiero continuar. Mi futuro está en Valencia». Al lado de casa.