Sergio Canales se ató las botas y saltó al césped. Sin mayores aspavientos. Lucía el ´10´ a la espalda y estaba rodeado eventualmente por un puñado de canteranos de la factoría de Paterna. Enfrente, el Mestalla de Nico Estévez, que llevaba a cabo su última probatura. Por edad „el cántabro tiene ahora 22„ podría haber pasado como uno más, pero, tras llevar a cabo los ejercicios de calentamiento de rigor destapó una exhibición de fútbol airoso. Un monumento al cambio de juego. Abarcó todo el centro del campo, desde la medular hasta la media punta. Luchó, combinó con los suyos y disparó con potencia con las dos piernas. Prueba extrema de su absoluta determinación. Un par de meses después de lastimarse los isquiotibiales en la Eurocopa Sub´21, Canales se presenta resuelto a presentar batalla.

No le importó la talla del encuentro. Ni mucho menos. Su objetivo es recuperarse y dar ese paso adelante que, por calidad y condiciones, está llamado a dar. Se dan las circunstancias para que se convierta en un jugador patrimonial, y con esa mentalidad el cántabro irrumpió en escena, totalmente deslavazado, apretando los dientes. Todo un mensaje para los más escépticos. Ni rastro de molestias físicas. Quiere jugar el sábado en la presentación ante el Olympiacos, y ante los aficionados que se agolparon en la grada del Mini Estadi conformó un abrumador despliegue.

Disputó la primera parte del ensayo „35 minutos„ y tomó las riendas de su equipo. Recorrió el centro del campo como un keniata y destacó como el hombre con más influencia y eficacia en la gestación de los juveniles, que medían la talla del Mestalla. Después se marchó a seguir con su trabajo en solitario. Trabaja cada día para volver a brillar cuanto antes „no ha acudido con el resto de la plantilla a EEUU„ y es que Canales no suele claudicar en la peor tormenta. El orgullo reside en su linaje.