El Valencia toca fondo en Mestalla con una derrota lamentable ante el Almería, que llegó con tres puntos en diez jornadas y se llevó la victoria ante un equipo roto y sin ninguna capacidad de reacción. La afición se marchó de Mestalla totalmente hundida después de ver la incapacidad de su equipo, que se hunde en la clasificación. Hubieron pañuelos y silbidos al entrenador, Miroslav Djukic, que no encuentra la forma de revertir esta situación.

Excepto en momentos muy puntuales el juego del Valencia no fue nada convincente. Sólo gracias a un penalti bastante claro por manos dentro del área, Jonas adelantaba al Valencia en el minuto 32. Parecía que pese a las dudas al final la noche sería tranquila, pero excepto algún buen balón de Parejo y un par de arrancadas de Bernat, que sustituyó a Guardado por lesión del mexicano, el juego del Valencia no daba más de sí.

Francisco, técnico del Almería que ayer habría sido destituido de haber perdido, no se dio por vencido y fue a por el partido, lógico porque el equipo que tenía enfrente estaba cogido con pinzas. En el descanso quitó un central y puso en el campo a Aleix Vidal, recuperando así el dibujo clásico al que había renunciado de salida para evitar que el Valencia hiciera el primer gol.

En un saque de esquina empataba Torsiglieri de cabeza, lo que no hacía más que aumentar el nerviosismo y las dudas del Valencia. Aleix Vidal ponía la puntilla minutos después, quedaba mucho tiempo por delante para reaccionar, pero no hubo manera. La intranquilidad se adueñó de la grada, que empezó mostrando pañuelos y acabó pidiendo cabezas. No estaba Amadeo Salvo en el palco, el mal rato le tocó pasarlo a Juan Sol.