El Valencia cumple este domingo siete años de la presentación del proyecto del nuevo estadio de Mestalla, cuyas obras dieron comienzo pocos meses después, aunque llevan más de cuatro años paradas por falta de financiación para su conclusión.

La idea de construir un nuevo campo se gestó en la etapa presidencial de Juan Soler a mitad de la pasada década. Tras él han dirigido el club Vicente Soriano, que vivió la paralización de la obra en 2009, Manuel Llorente, que no llegó a reiniciarlas entre 2009 y 2013, y Amadeo Salvo, actual presidente de la entidad.

El estadio a medio construir se ha convertido en parte del paisaje urbano de la ciudad de Valencia, mientras el club mantiene para desarrollar su actividad deportiva el campo de Mestalla, que acaba de cumplir noventa años y cuya imagen ha sido modernizada en las últimas semanas.

Una remodelación interior, con las señas de identidad del club en las gradas, y las fotografías de varios jugadores emblemáticos en su fachada, ha dado un aire nuevo al viejo recinto valencianista.

Respecto a las expectativas de futuro, el actual presidente del Valencia ha afirmado en más de una ocasión que son necesarios entre ochenta y cien millones de euros para concluir las obras, pero que tan importante como las cifras es el modelo de estadio que se quiere plantear.

"En su día se planteó una instalación desde un prisma únicamente arquitectónico y ahora es necesario hacerlo a partir de un modelo de gestión", ha señalado el presidente del club, quien piensa en un estadio utilizable las veinticuatro horas del día y cuyo proyecto estará condicionado por lo ya construido hasta ahora.

El objetivo en el momento de la presentación de la maqueta, que tuvo lugar en una fiesta celebrada en la Ciutat de les Arts en noviembre de 2006, era que el nuevo estadio estuviera concluido para la temporada 2009-2010.

El entonces president de la Generalitat, Francisco Camps, la alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, y el presidente del club, Juan Soler, descubrieron la maqueta de un estadio calificado entones como "cinco estrellas" según los parámetros de la UEFA, con un total de 75.000 localidades, todas ellas cubiertas.

Acoger una final de la Liga de Campeones y partidos de trascendencia internacional lo antes posible era uno de los objetivos de la construcción del estadio todavía inacabado. Desde entonces, ha habido tiempo para que el actual Mestalla incluso acogiera dos finales de Copa del Rey, las de 2009 y 2011.

Inicialmente se manejó una inversión para acabar el estadio que rondaba los doscientos millones, pero en poco tiempo la cifra creció hasta alcanzar los 350. Cuando las obras se pararon se habían invertido en el nuevo campo del club valenciano doscientos millones.

Las obras dieron comienzo en agosto de 2007 y se prolongaron hasta febrero de 2009 cuando se acabaron los recursos para afrontarlas.

Tras la llegada al club de Manuel Llorente en junio de 2009 se buscaron alternativas para su reanudación a partir de la idea de modificar el proyecto inicial para que éste fuera más económico.

Llorente admitió en la etapa final de su periodo presidencial que en un momento de muchas dificultades para el club, con una fuerte deuda, era imposible buscar financiación para reanudar las obras.

Durante los últimos años ha habido coincidencia en que resultaba imprescindible finalizar el campo, aunque también la ha habido en que este asunto no se podía separar de la situación económica de la entidad, de la venta del viejo campo y de la cuestión deportiva del tránsito de los partidos del equipo de uno a otro estadio.