Con ocho españoles en plantilla y cinco de ellos integrados en el esqueleto que habitualmente sujeta el equipo titular, no podía ser de otra manera: el Swansea se entiende en español dentro y fuera del terreno de juego, por raigón y por filosofía de juego. No tendrá el Valencia delante el típico enemigo británico de patada y carrera, el conjunto de Michael Laudrup planta la pelota en el piso y la hace correr a ras de césped, con cierta elegancia. Mucha asociación, uno o dos toques y futbolistas que se mezclan a base de triangulaciones. El Swansea casi nunca defrauda, da gusto sentarse delante de la televisión para ver sus partidos. Esa sintonía con el juego de asociación no esta reñida con el vértigo. Los Swans también manejan el registro del balón largo y del contragolpe. Si encuentran espacios hacen mucho daño, de hecho, Michu -su estrella, ausente esta noche- es un llegador puro. La velocidad y las entradas por banda es otra de sus señas de identidad. Routledge, Nathan Dyer, Pozuelo y Pablo son importantes por el vuelo y el cambio de ritmo que ofrecen por fuera. No todo es música celestial en Gales. El Swansea tiene defectos, importantes. Es un enemigo amable, como acentuó Djukic cuando se conoció el emparejamiento: «Juega y deja jugar». La traducción es que puede enchufarte cuatro goles, pero tu le puedes hacer otros cuatro; su defensa no es un paradigma de fiabilidad precisamente y concede ocasiones. Todo eso es lo que el Valencia debe aprovechar.

El Swansea rompe con casi todos los tópicos; es un equipo galés, que juega en la Premier League inglesa y que tiene un clan de españoles. Un club modesto, casi familiar, afincado en una ciudad de 230.000 habitantes y en el que sus aficionados están absolutamente integrados en el día a día. The Swansea City Supporters Society controla el 20% de la propiedad. Eso lo notan futbolistas y dirigentes. Esa humildad no esta reñida con una organización profesional y eficaz. Hace un par de meses inauguraron un nuevo centro de entrenamiento y tiene en el Liberty Stadium un estadio nuevo y funcional. En 2007, cuando el club peleaba en la League One „tercera categoría„ya tenía un modelo preparado para llegar a la Premier. Esa predilección por el futbolista bien dotado técnicamente „atípico en la ´Inglaterra profunda´, comenzó por aquel entonces bajo los mandos del catalán Roberto Martínez. Él sentó las bases del equipo que un lustro después ha heredado Laudrup.

El desembarcó de españoles comenzó con Guillem Bauzà, Andrea Orlandi y Àngel Rangel, todavía en plantilla como figura. Tras la marcha de Bob Martínez al Wigan, Brendan Rodgers -mánager actual del Liverpool- siguió subiendo peldaños logrando el ascenso a la Premier en 2011 y el curso pasado Laudrup puso la guinda conquistando la Copa de la Liga, el primer título de la institución. El premio para tanto trabajo bien hecho, siempre bajo el mismo patrón. Las ideas de Laudrup han encajado a la perfección, lo mismo que los Chico Flores, Pablo o Michu, héroes el curso pasado. El matrimonio fútbol de toque-futbolista español funciona en la Premier. El Swansea vive ahora su segunda edad de oro, después de la que vivió de la mano de John Benjamin Toshack a finales de los 70, cuando escaló desde la cuarta categoría hasta la primera en cuatro temporadas.

En verano llegaron más españoles. Jordi Amat, José Alberto Cañas, Álvaro Vázquez y Pozuelo han hecho todavía más spanish a la plantilla. Además, invirtió seis millones de euros en Jonjo Shelvey y otros 14 en el goleador Wilfried Bony. El fichaje descubre una realidad, el Swansea ya tiene más mando económico que el Valencia y que todos esos clubes de la Liga BBVA de los que se ha alimentado. Wilfried debe sumar pegada y calidad a un ataque donde Michu es la referencia. El asturiano es la estrella absoluta. El curso pasado hizo 22 veces diana. El ex del Rayo hizo goles de todos los colores aprovechando su condición física, su zancada y su golpeo de balón, recordando al mejor Julio Baptista del Sevilla.

La realidad es que el Swansea no arrancó la temporada a toda máquina, en ese sentido, el calendario no le ayudó con duelos ante Manchester United, Tottenham y Liverpool. Los resultados generaron dudas y hasta introducir el matiz de la supervivencia en el discurso de Laudrup. El objetivo prioritario es la permanencia en la Premier. Pese a tener una plantilla más variada y con más recursos, el danés ya lo dejó claro en verano cuando se habló de la salida de Michu: «Prefieron tener 20 millones menos y mantener la categoría». La Europa League se ha emprendido como una competición para disfrutar, cero presión y con esa mentalidad jugaron en Mestalla y ganaron 0-3.