Si hay un futbolista titularísimo en el Valencia no es otro que Jeremy Mathieu. Ha sido titular en todos los partidos con Juan Antonio Pizzi, como Parejo y Ricardo Costa pero es que, salvo alguna duda inicial, también fue indiscutible total para Miroslav Djukic y con actitudes como ayer demuestra que se lo ha ganado. El francés padece una parameniscitis interna en la rodilla izquierda que aconsejaba que no volviera a los entrenamientos con el grupo hasta mañana o, como muy pronto, hoy jueves. Sin embargo, el zaguero quiso ejercitarse ayer junto a sus compañeros, completando toda la sesión en la que se disputó un partidillo.

El central todavía sentía dolor en la parte dañada pero pidió entrenarse pese a todo. Mathieu terminó la matinal con molestias pero para él era una necesidad entrenarse. A principio de semana, se puso en entredicho su participación este sábado pero por su voluntad todo apunta a que tiene bastantes posibilidades de ser titular ante el Espanyol. No es la primera vez que el 22´ sufre un dolor importante y reaparece rápidamente. En Vigo, sufrió un duro golpe en la cresta ilíaca que le convertía en seria duda para la vuelta de la Copa en el Calderón. Sin embargo, tras machacarse ese domingo trabajando aparte, el lunes ya estaba junto al grupo, que lo necesitaba al estar Víctor Ruiz de baja.

Por tanto, Mathieu es titularísimo sobre el terreno de juego pero quiere reafirmarlo en las sesiones de entre semana pues lo fácil habría sido que se reservase aunque fuese este miércoles para no forzar la zona dañada pero no quiere perderse ni los entrenamientos. Como tampoco está faltando a los partidos, sobre todo a los de la competición liguera. Así, el central ha sido titular en los últimos 17 partidos del torneo de forma consecutiva del total de 18 que ha disputado. Además, jugó los cuatro compromisos de Copa del Rey y dos de los seis de la Europa League.

Ejerce de veterano

Mathieu quiere dar ejemplo y de hecho es uno de los futbolistas más veteranos de la plantilla después de Guaita, que llegó un año antes, y Éver Banega, que aterrizó en enero de 2008. Quizá por los cinco años que lleva en el Valencia y en Valencia quiso tatuarse en su día el murciélago del escudo del club en la parte superior de su gemelo izquierdo. El francés lo pasó mal durante año y medio por las complicaciones en sus dos tendones de Aquiles pero finalmente superó esta dura lesión, ayudado por su posición como central que le castiga menos físicamente, y se encuentra cómo en el equipo, del que ha sido puntal, además de para Pizzi y Djukic, para Valverde. Precisamente el entrenador extremeño fue quien le descubrió para el Valencia en el eje de la zaga.