El brasileño Diego Alves es probablemente el futbolista más en forma del Valencia en estos momentos. Sus paradas le han dado puntos al Valencia en la Liga o como en Ludogorets, le han permitido superar situaciones complicadas para después sentenciar la eliminatoria 0-3; cuando Alves paró el penalti que además suponía la expulsión de Keita, el marcador estaba 0-1. El pasado domingo no pudo darle ningún punto al Valencia en Anoeta porque el Valencia no supo hacer lo que sí hizo Agirretxe, un remate imparable, pero con el 1-0 detuvo un mano a mano al francés Griezmann que permitió al conjunto de Pizzi aspirar al empate hasta el último suspiro del partido. Fue una intervención magnífica por varias circunstancias. La primera porque achicó el espacio en cuanto el delantero tuvo la pelota controlada, es decir se echó unos pasos adelante para reducir espacios y obligar a Griezmann a pensar dónde colocar el balón y no disparar de manera casi automática, en definitiva, le obligó a arriesgar. La segunda porque aguantó sin tirarse al suelo hasta que el delantero disparó, es decir, no picó en los amagos de Griezmann mientras controlaba el balón para una vez batido el portero marcar a placer „que es por ejemplo lo que hacía Mendieta cuando tiraba penaltis, aguantaba más que el portero y eso le permitía disparar sin tener que apurar„ y tercero, la mano dura. Ante el remate de Griezmann Alves puso su mano y despejó el balón. Todo perfecto.

Pero no todo es tan idílico en la situación de Diego Alves en el Valencia. Lo anterior no es más que una descripción deportiva de una jugada que bien puede extrapolarse a los últimos partidos, pero lo ciertos que cada día que pasa, en lo que a Alves se refiere, es peor para el conjunto blanquinegro porque el brasileño termina contrato en 2015, es decir, o renueva pronto, o en unos meses tendría la libertad legal de negociar con cualquier club y lo que es peor, firmar un contrato sin que el Valencia pueda hacer nada ni recibir nada a cambio. En otras palabras, dado su rendimiento deportivo y dada su situación contractual, Diego Alves es una ganga en el mercado.

En ese sentido, se debe señalar que ha habido una acercamiento entre las partes, es decir, entre el club y su agente, José Rodríguez Baster, pero fue a finales del año pasado y de aquella conversación quedó el compromiso de volver a hablar para comenzar a negociar cuando el club estuviera, de alguna manera, estabilizado. Es decir, no fue una negativa por parte de Alves, fue un aplazamiento de las conversaciones. En ese sentido, el propio agente de Alves hizo la semana pasada un comunicado en el que desmentía que hubiera rechazado una oferta del Valencia porque en estos momentos no la hay. Información que por otra parte siempre ha corroborado el club a SUPER, es decir, Alves no tiene una oferta de renovación sobre la mesa. Y precisamente ese puede ser el problema, que el club no termina de estabilizarse porque el proceso de venta no hace más que alargarse, y aunque la venta del Valencia es mucho más importante que la renovación de Alves o de cualquier futbolista, lo cierto es que no siempre lo urgente y lo importante coinciden. Y es el caso.

En estos momentos, lo urgente para el Valencia es atar la continuidad de Diego Alves. De momento en ese sentido solo se puede decir que hay predisposición por ambas partes, es decir, Alves quiere continuar en el Valencia y el Valencia quiere que siga pero los tiempos van en su contra. En la medida en que el proceso no se aborde y el jugador siga a este nivel, el club pierde el control en la negociación y eso, en definitiva, quiere decir que le puede salir más caro atar al futbolista que cumple 29 años este mes de junio y que por lo tanto le queda todavía mucho por delante dada su condición de guardameta.

Desde la llegada de Pizzi al banquillo la figura de Diego Alves se ha agrandado. El argentino ha apostado por él y Digo está creciendo en confianza lo que se traduce en mejores actuaciones sobre el terreno de juego. Se acabó el debate en la portería, de hecho, mientras lo hubo, mientras Guaita y Alves luchaban por la titularidad y casi la compartían, a ninguno de los dos les sentó bien la competencia, si acaso mejor a Alves, desde que Pizzi le dio la portería a Diego, la de la Liga y la de la Copa, el brasileño ha experimentado una mejoría notable que le lleva a ser el futbolista más en forma de la plantilla.