El Valencia falló cinco ocasiones clarísimas. Cinco situaciones que no se pueden perdonar, alguna de empujarla, otras en las que faltó instinto asesino en el mano a mano. No estuvo fino el Valencia de cara a puerta y no lo pagó con la derrota, pero vuelve a casa con un resultado insulso, que no sirve para levantar la cabeza pese a que el equipo hizo méritos para llevarse los tres puntos. Juan Antonio Pizzi quiso ver la botella medio llena y se quedó con el valor de las ocasiones creadas. La imagen fue mejor. Durante 70 minutos el Valencia rondó el triunfo. Después se le terminó la gasolina. Mejoraron las sensaciones, pero eso no es suficiente para cumplir los objetivos. Europa se aleja definitivamente en liga y la remontada en la ‘UEFA’ depende de un milagro que pasa por recuperar justo lo que faltó en Pucela: La puntería.

El gol es una salsa esencial para que el fútbol tenga sustancia. Sin él todo resulta insípido. El partido de Valladolid fue el mejor ejemplo. Como lo fue la segunda parte ante el Basilea. La delantera del Valencia atraviesa por una crisis de confianza importante. Remates que antes iban dentro ahora van al muñeco.

Juan Antonio Pizzi debe dar un curso acelerado a sus pupilos. El Lagarto fue delantero, sabe de superar rachas de sequía y de reponerse a base de goles. Si su experiencia sirve de algo, quizás lo que ayer se perdió en el limbo mañana vaya dentro.

El guión necesita dinamita

Hasta el jueves se puede creer en una noche épica en la Europa League. Luego ya se encargará la realidad de poner a cada uno en su sitio. Sólo es cuestión de imaginar que el primer mano a mano de Alcácer ante Jaime —después de una buena anticipación de Vezo y un gran pase de Vargas— va dentro. Lo mejor del chileno en el partido fue ese pase preciso al espacio. El punta de Torrent intentó cruzar el balón con la zurda pero se topó con la rápida reacción del meta pucelano. Esa ocasión a los nueve minutos lo hubiera cambiado todo. La remontada tomaría forma si Vargas, en lugar de acongojarse a dos metros de la línea de gol, decidiese rematar con determinación los pases de Feghouli. Al contrario de lo que sucedió ayer a los 37 minutos. Justo antes del descanso, podía haber llegado el tercero. Cuando Paco mandó a la grada una jugada espectacular tramada con Parejo en el área: pared, internada y remate… alto. En la segunda parte también cayerón un par. La primera vino después de un giro excepcional de Alcácer en la frontal. El punta volvió a plantarse solo ante Jaime, pero otra vez el meta del Valladolid pudo con él en el mano a mano. Antes del minuto 70 Piatti mandó al limbo una dejada de Paco. Sobraron ocasiones, pero faltó dinamita.