Locura valencianista en Alfarp. «¿Son esos?», se preguntaban unos chavales. Estaban esperando a sus ídolos. Ansiosos por poder disfrutar de ellos unos minutos en su pueblo. «Ya están aquí», anunciaba uno de ellos antes de empezar a correr para coger sitio y poder verles de cerca. Javi Fuego y Rodrigo de Paul bajaban del coche impresionados por la cantidad de gente, más de 350 personas, que les esperaba en la puerta del bar Caramba donde se celebraba el décimo aniversario de la Penya Valencianista el Puntal.

«Este baño de ánimos y de fuerzas viene muy bien siempre al equipo. Nos da fuerzas», destacaba Javi Fuego. Todo el pueblo, y alrededores, se echó a la calle para recibirles. Nadie quería marcharse de allí sin su foto y su autógrafo. En sus camisetas oficiales, en una escayola del brazo o incluso en el cuello de una camisa, cualquier lugar es válido para tener un recuerdo de este momento. «No tenías otro sitio hijo», le decía resignada una madre a su pequeño que le había pedido un autógrafo a Javi Fuego en su camisa. No era la primera vez que el asturiano acudía a un acto con las Peñas, pero sigue sorprendiéndose como la gente es capaz de transmitirles «tanta ilusión». «Para nosotros es una alegría venir a estos ambientes donde se ve la ilusión de la gente y sobre todo de los niños», confiesa el jugador. Más acostumbrado a estos temas, le comentó a su compañero que tuviera paciencia. Todos querían ser los primeros. Foto, firma y otra vez foto y firma. «Ha sido un poco caos al principio porque todos querían ser los primeros en llevarse una foto o autógrafo pero al final todos lo han tenido», añadió el futbolista.

Sí que es una experiencia nueva para Rodrigo de Paul. «Impresiona», confesaba el argentino haciendo meción a la cantidad de gente y la ilusión que manifiestan. «He pregunta a mis compañeros para saber como era un acto así, pero me he quedado impresionado de la cantidad de gente que ha venido», señalaba el jugador, que bromeaba con la cantidad de autógrafos que estaba firmando: «No conté pero han sido mucho, es una forma de devolverle el cariño a la gente». Locura valencianista en Alfarp.