En muchos sentidos, el fútbol funciona como una metáfora de la vida. Todo va por etapas: Los equipos nacen, crecen, llegan a la madurez, envejecen y mueren. Mantener un colectivo en constante evolución o en permanente plenitud es realmente complicado, prácticamente imposible. En ese sentido, la única fuente capaz de amortiguar los cambios de estación es el club. Esa es la estructura que ha fallado de forma dramática en la historia reciente del Valencia y que ha desencadenado un periodo de colapso económico y depresión deportiva. Peter Lim ha tomado tierra como consecuencia y solución de ese declive que había dejado Mestalla al borde del barranco. La llegada del propietario singapurense ha cambiado el ciclo de forma radical. El Valencia se encuentra ahora en fase de vigoroso crecimiento, de expansión a todos los niveles. La fase de desánimo y de postración ha quedado atrás para transformarse en ilusión y ambición. Esta nueva etapa ha disparado el mecanismo acelerador de Mestalla. El valencianismo está en plena ebullición.

El primer impulso tiene como origen la pasión inflamable de Amadeo Salvo y el trabajo intenso de Rufete. El primero se ha encargado de engendrar la alianza con Peter Lim. El segundo, le ha dado la vuelta a la plantilla inspirado en el modelo campeón que conoció aquí en su etapa como futbolista. Desde su llegada la temporada pasada se apuesta por el hambre, la personalidad, el compromiso y la calidad. La sagacidad de Nuno en la dirección y la colaboración de Lim „desde la sombra„ han modelado de forma determinante la revolución. La llegada de Rodrigo, André Gomes y Álvaro Negredo van de la mano del singapurense, también la de Joâo Cancelo o Filipe Augusto.

Una liga más competida

Es el inicio de algo grande. Eso se siente a todos los niveles: en la grada y sobre el césped. "El Valencia es el equipo a batir, estamos arriba e incomodamos a muchos equipos", asegura Diego Alves. Con nueve jornadas disputadas, es pronto para dictar sentencia, pero las sensaciones y los números del equipo que comanda Nuno son de nota alta. Cuarto en la clasificación con 20 puntos, empatado con el Atlético y a sólo dos puntos del liderato que comparten Barça y Sevilla. La Liga está preciosa. Con el Real Madrid incluido en una pelea a cinco, la lucha por el título y la zona Champions promete ser colérica. Con un nivel de puntuación tan alto nunca „en las últimas dos décadas„ se habían acumulado cinco equipo en tan poca diferencia. Más igualdad, más emoción, mejores futbolistas. El ´efecto Lim´ ya se nota en la Liga para bien. El propósito es que el corte de otras temporadas respecto a las primera posiciones tarde en producirse, es llegar a la segunda vuelta con opciones de pelear por todo. La Champions es el objetivo, pero sin renunciar a nada. "Con la absurda convicción de poder ganar todos los partidos", como dice Nuno. Hoy, el campeonato ha dejado de ser una lucha de dos.

Nueve jornadas no son una unidad de medida radical, pero sí pueden adelantar tendencias. Hacía cinco temporadas que el primer puesto no estaba tan cerca a estas alturas. Tiene mérito. En los últimos veinte años „desde que se implantó la Liga de tres puntos„ está situación sólo se ha dado en cuatro ocasiones: en los cursos 2000/01 (cuando el equipo que comandaba Héctor Cúper se mantuvo primero con 19 puntos ante Alavés y Depor); 2003/04, gracias a los mega cracks del doblete; 2005/06, con Quique en el banquillo y la mezcla de El Guaje con la generación de Göteborg; y en la 2008/09, con Unai Emery y el el tridente Villa-David Silva-Juan Mata. Esa plantilla estuvo a un paso de batir el tope de los 20 puntos „en las nueve primeras fechas„ pero pinchó ante el Racing en Mestalla, en la célebre velada del hat-trcik de Tchité.

­El nuevo Valencia compite con los números de aquel núcleo de hace cinco temporadas, que estaba por encima de la media del fútbol español y contaba con la categoría de cuatro campeones de Europa. Marchena, Raúl Albiol, Silva y Villa, que un año antes se habían bañado de oro con la selección en Austria y Suiza 2008. Había mucha materia, pero la pizarra de Unai no alcanzaba para competir con Real Madrid o Barça. Por arriba y por abajo, siempre había corte. Aquella conjunción de generaciones dejó una Copa del Rey. El último título hasta la fecha, conseguido con Ronald Koeman. Todo lo demás fue un desperdicio de talento y un lodazal de excesos. En plena depresión, los mejores valores fueron traspasados y se pasó de la Champions a la UEFA y de la UEFA a pelear en mitad de tabla. La radiografía de las dos últimas temporadas es fuerte: A estas alturas, el Valencia ya aparecía descolgado en la clasificación, donde quedaba a catorce y doce puntos del liderato.

Cero imaginación hasta la llegada de Amadeo Salvo. El panorama sin Peter Lim pintaba a agotadora travesía por el desierto, pero sin agua y sin camello. La prioridad en esta nueva etapa es pelear sin complejos, colocar al equipo en el top de la Liga y alcanzar pronto el más alto nivel en Champions. Para ello no se van a escatimar esfuerzos. Ahora los buenos no se venden y se buscan futbolistas que ayuden al potenciar el club.

Nuno está armando un equipo cuya trayectoria persigue a la del doblete. Palabras mayores. Ahí el mando lo llevaba Rafa Benítez y lucían jugadores como Cañizares, Ayala, Carboni, Baraja, Albelda, Angulo o Vicente. Rufete estaba en el grupo de elegidos y conoce los valores que nutrieron los éxitos de aquel ciclo. Entonces, se entrelazaron profesionales a través del paso de técnicos como Claudio Ranieri (la Copa de La Cartuja), Héctor Cúper (las finales de Champions en París y Milán) y Rafa Benítez, que terminó por dar forma al mejor Valencia de la historia.

La situación actual es diferente y ha requerido fractura. El equipo había muerto y Rufete tenía claro los perfiles para reanimar al Valencia. Rodrigo, Alcácer, Negredo, Otamendi, André Gomes, Alves, Parejo, Fuego, Carles Gil, Gayà? El ´Lim Team´ ha arrancado con números a la altura de auténticos héroes. Veinte puntos consiguió también el comando de Benítez en la edición 2003/04, con 16 goles a favor y cinco en contra. También iguala el mejor registro emeryano. Aunque Nuno tiene la mejor diferencia de goles. Son sólo nueve jornadas y todavía no hay comparación. El reto importante ahora es mantener ese ritmo. Descifren el gráfico que adjuta la página y saquen conclusiones. Son datos que refuerzan sensaciones. El cambio de ciclo, sin embargo, es evidente.