El pasado martes dos de septiembre, ante más de doce mil aficionados y pasadas las siete de la tarde se presentaba oficialmente Álvaro Negredo como nuevo y flamante delantero del Valencia. Colas para entrar en Mestalla, gente y más gente. Tanta que se desbordaron las previsiones del club cuando al poco se llenaron la tribuna y el anfiteatro del estadio valencianista. Hubo que abrir el gol norte y el gol sur y esperar a que poco a poco todos los aficionados que estaban en la Avenida de Suecia pudieran sentarse. Nadie quería perdérselo y se retrasó la presentación a tal efecto.

Un dos de septiembre, es decir, apenas unos días después del primer partido de Liga que el Valencia había jugado en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla y otra vez, „cómo no„ con polémica arbitral y expulsión; lo que toca en aquel estadio. De Paul se fue a la calle y después estuvo cuatro partidos sancionado y sin poder jugar por una acción que solo unos meses después ni es expulsión, ni tarjeta roja ni nada que se le parezca. Con la injusticia de Rodrigo De Paul cercana, y en el imaginario colectivo la también injusta eliminación en la Europa League de la temporada pasada, con otro error arbitral calamitoso de nuevo a favor del Sevilla „un gol de M´Bia en fuera de juego decantó la eliminatoria„, el primer día que Negredo pisó Mestalla vestido con la camiseta del Valencia estuvo marcado, de manera inevitable, por su pasado sevillista.

Fueron pocos pero hicieron ruido los aficionados que le pidieren a Negredo, a modo de revancha con el conjunto andaluz, que se besara la camiseta. El delantero de Vallecas se quedó parado, dudó porque no esperaba aquella reacción y todo desembocó en insultos hacia el Sevilla por parte de una minoría que, de alguna manera, terminó protagonizando el acto. «Habrá muchas oportunidades para besar el escudo, soy delantero y me gusta hacerlo cuando marco goles» dijo apurado. Meses después ha querido el destino que llegado el partido del Valencia en Mestalla ante el Sevilla sea justo en el mejor momento de Álvaro como valencianista. No fue titular ante el Almería en el último partido de la primera vuelta porque necesitaba descanso, pero sí fue determinante; hizo el gol que daba la victoria al equipo de Nuno Espirito Santo. Y ante el Almería, su otro ex equipo en primera división en España. Sus compañeros se abalanzaron sobre él y Mestalla celebraba a lo loco, pero él no. Negredo no lo celebró por respeto al equipo que le dio la oportunidad de jugar en primera. Este domingo, el día de la ´Revancha ejemplar´ que pide Amadeo Salvo a los valencianistas, es buen momento para no celebrar un gol que vuelva a suponer la victoria. Y quién sabe si besar el escudo por primera vez...