«La mierda que me la tiren a mí, no me preocupa», dijo el entrenador del Valencia a sus futbolistas en la charla de apenas diez minutos que mantuvo con ellos en la vuelta al trabajo, después de la derrota liguera del pasado lunes ante el Málaga en La Rosaleda. Nuno intenta así proteger al vestuario de las críticas, aislarlo de ´lo de fuera´, del enemigo exterior, y asume sobre sus espaldas todas las críticas por los resultados deficientes del equipo lejos de Mestalla. Sin miedo, se podría decir que al más puro estilo de José Mourinho, un entrenador al que conoce, al que sin duda admira y, por lo que ahora se comprueba, también emula. Es el ahora entrenador del Chelsea un maestro en este tipo de situaciones, conoce a la perfección los vestuarios y cuánto afectan las críticas del entorno, de las que suele sacar provecho en favor del objetivo común.

Nuno Espirito Santo opta también por protege al grupo, a los jugadores. Considera igualmente que el vestuario es sagrado y la piedra desde la que cimentar sus éxitos, y sobre todo desde la que superar el mal momento que vive el equipo en lo que sensaciones se refiere, porque en cuanto a resultados la derrota del Sevilla en el Santiago Bernabéu deja al conjunto de Mestalla a un punto de los puestos de Liga de Campeones. La clasificación y la situación del equipo se puede mirar hoy jueves con otros ojos, un punto con el Sevilla y seis con el Atlético de Madrid, dos equipos a los que además ha superado en duelos individuales.

Quizá para entender el mensaje haya que leerlo completo: «No hemos hecho un mal partido, sinceramente. Hemos empezado bien y nos ganaron. ¿Jugando mal? Pues tampoco. ¿Ellos fueron mejores? Pues no. Lo más importante es seguir trabajando, tenéis que seguir fuertes y ganar fuera. Y la mierda que me la tiren a mi, no me preocupa nada. Ya lo dije antes del partido, para ganar hay que poner los cincos sentidos en todo, no es momento de pensar, es momento de trabajar mucho más, ¿vale?»