Diego Alves volvió a ser determinante para el equipo. El Valencia abrió el marcador cuando ya se había jugado una hora de partido, pero el encuentro llegó empatado hasta ese punto gracias a una espectacular intervención de Alves a la media hora de juego. Caicedo se plantó frente a la portería valencianista tras una jugada individual en la que dejó sentados a Orban, Mustafi y Javi Fuego. El guardameta brasileño estuvo rápido de reflejos y ágil de movimientos, adivinó a qué lado iba a rematar el delantero españolista y se lanzó a su derecha para detener lo que podía haber sido el primer gol del partido.

El instinto felino de Alves afloró en el momento preciso para evitar un gol cantado que hubiera supuesto que el Espanyol se adelantara en su primera ocasión del encuentro y después de que Rodrigo hubiese estrellado un balón en el palo. El cancerbero salvó al Valencia de verse durante los 60 minutos restantes con la increíble presión de volver a ir a remolque fuera de casa.

Pero Alves apareció, volvió a ser esencial para el equipo y, aunque no se puede hablar de que el Valencia derrotara al Espanyol por esa parada, sí hay que reconocer el papel fundamental que juega por el momento en que se produce, tras un disparo al palo del Valencia, y por el marcador que había en ese momento, el empate a cero. Alves ha salvado muchos puntos a los de Nuno esta temporada, se ha erigido como un experto en detener penas máximas, siendo el máximo parapenaltis de los últimos 25 años en Liga, y el domingo, aunque no fuera desde los once metros, volvió a sacar una mano milagrosa para evitar un tanto que podría haber hundido la moral del equipo.