El partido de La Rosaleda acabó con derrota del Valencia y para todos los que lo vieron por televisión con la imagen de un niño levantando con ambos brazos su bufanda al cielo de Málaga. El joven que llenaba en esos momentos la pantalla era Gonzalo, malagueño y valencianista que con sólo ocho años ha conseguido llegar al corazón de miles de aficionados. Nunca podía imaginar que unas horas después se convertiría en protagonista generando muchísimos comentarios en las redes sociales, donde numerosos valencianistas elogiaban su ejemplo animando y luciendo con orgullo sus colores también en los malos momentos, como en ese minuto 93 de partido cuando el árbitro se disponía a señalar el final.

Es demasiado pequeño para recordar el último título que conquistó el Valencia, por supuesto no había llegado al mundo cuando el Valencia ganaba la final de Sevilla, tampoco puede recordar las dos finales de Champions ni había nacido cuando el Valencia se hizo con el Doblete en 2004, pero Gonzalo es a pesar de la distancia del Valencia CF casi desde que tiene recuerdos. «Mi equipo es el mejor del mundo», se atreve a decir cuando los compañeros de la televisión del club le acercan el micrófono durante el recibimiento al equipo en el aeropuerto de Málaga.

A las dudas y a las maduras

La cara de Gonzalo Lucas no resultará desconocida para los jugadores del Valencia, a los que también dio una lección de entrega. Cuando el domingo por la mañana aterrizaron en Málaga ya estaba allí esperándolos, con su familia, luciendo su camiseta naranja y haciéndose fotos con todos. Llegó desde Marbella con su padre, su hermana Amanda y su primo Álvaro Marín. Todos forman una gran familia valencianista y los chavales son aficionados desde muy pequeños. La imagen más llamativa se produjo en el minuto 93, cuando el partido consumía los últimos segundos y el realizador se iba hasta la grada para enfocar el gesto de Gonzalo, mezcla de ilusión y tristeza.

Pero la historia no acabaría ahí. Una hora y media después de consumarse la derrota, Nuno y los jugadores volvieron a encontrarse con su mejor aliado en Málaga al llegar al aeropuerto para embarcar rumbo a Valencia. Allí estaba otra vez Gonzalo, la misma casmiseta naranja, la misma bufanda en la que se puede leer ´Amunt València´ y agitando al viento una gran bandera para darles ánimo.

Así describía la experiencia su padre, Pablo Lucas, en su cuenta de Twitter: «Esto es sentimiento: apoyó la llegada del Valencia CF a Málaga, durante el partido y fue a despedirlos al aeropuerto». No será la última vez. Esta familia de Marbella es habitual en los desplazamientos del Valencia por tierras andaluzas y, de hecho, Pablo avisa que ya tienen preparada la mochila para volver a animarles en el próximo compromiso en Córdoba, el 21 de febrero. A ver si allí el equipo dedica la victoria a Gonzalo.