El Valencia CF tiene valor añadido. Después del entrenamiento matinal, la plantilla tuvo un almuerzo de equipo para fortalecer los valores del grupo. Cohesión. Camaradería. Unión. Todo suma, incluso multiplica. El vestuario está enchufado al máximo. El lunes, catorce jugadores acudieron a la Ciudad Deportiva -en día libre- para prepararse con la mente puesta en la Real Sociedad. Nuno está cocinando un bloque realmente fuerte. Hay talento, hay compromiso y hay hambre. El salto de calidad es evidente en la clasificación. La pelea vuelve a estar en la zona Champions y prácticamente todos los futbolistas han mejorado su rendimiento respecto a la temporada pasada. No hay casualidades. La estructura del club, la energía de los refuerzos, la mano del cuerpo técnico y el trabajo de los jugadores forman una cadena que ha terminado por retroalimentar los dos platos principales: la capacidad individual de cada uno y el carácter del colectivo. El atractivo deportivo también ha impulsado la cotización de la plantilla. El Valencia se ha revalorizado en todos los sentidos.

El bloque es el más joven de la Liga y uno de los más prometedores de Europa. La condición es sinónimo de progreso, atractivo y beneficios. André Gomes ha pasado de promesa en Benfica a sensación en Mestalla; ha dado el salto a la selección portuguesa y sus derechos están tasados en tres veces más de los 15 millones de euros en los que fue traspasado hace poco más de un año. Otamendi es otro poderoso ejemplo: El club rechazo en el mercado de invierno una oferta de 35 ´kilos´ procedente de la Premier. Cuando Rufete y Ayala apostaron por él, había perdido protagonismo en el Oporto y por exigencias del guión tuvo que hacer parada previa en el Atlético Mineiro, donde -por cierto- triunfó. Hoy, ´Otakáiser´ pelea entre los mejores centrales de la Liga española.

La plantilla se ha construido a partir de una inversión potente, con fichajes como Negredo o Enzo Pérez (figuras contrastadas cerca de los treinta) proyectados para producir un retorno deportivo inmediato y con poco margen para el negocio a medio-largo plazo. En la otra parte aparecen valores que se conjugan en futuro como Rodrigo Moreno (internacional con España defendiendo los colores del Valencia) o Shkodran Mustafi; fichado por ocho millones de euros de la Sampdoria y seguido de cerca por el Borussia de Dortmund. El alemán se mantiene como fijo en el bloque de los campeones del mundo y forma junto a Otamendi una de las duplas defensivas más fuertes de las grandes ligas. No puede valer menos del doble en el mercado. El Valencia ha competido a alto nivel frente al Barça y ha ganado bien a Atlético y Real Madrid. Formar parte de un equipo que pelea por ser tercero en la Liga es un escaparate único. Tiene mérito y un buen precio. Hoy, todos los equipos querrían tener un Lucas Orban o un Javi Fuego.

El producto hecho en la Ciudad Deportiva de Paterna también cotiza al alza. Paco Alcácer comenzó la temporada como el ´9´ de la Roja y ya está blindado. En proceso está José Luis Gayà, uno de los laterales izquierdos jóvenes de moda a nivel planetario. Tropi, Salva Ruiz y Jaume Domènech están en la base del trampolín. Si bien, el cuerpo técnico también trabaja en el desarrollo de valores de futuro como Rodrigo De Paul, João Cancelo o Vezo.

En el haber de Nuno está el trabajo realizado con jugadores como Barragán o Pablo Piatti, imprescindibles para entender la clasificación por su rendimiento. Feghouli sigue sumando, Alves se ha asentado definitivamente como uno de los porteros top del campeonato y Dani Parejo ha decidido gobernar los partidos desde el gol. Hay pocos centrocampistas como el cosladeño y suena para la Selección. El Valencia tiene valor añadido.