De la mano del entrenador portugués Nuno Espírito Santo el Valencia ha retomado, por fin, el pulso competitivo a la Liga BBVA. Hacía ocho años que los blanquinegros no se encontraban tan cerca de la cabeza tras la disputa de 24 jornadas. La competición ha rebasado ampliamente su ecuador mientras el equipo mantiene la estela de sus mejores años ligueros y la ilusión de los aficionados. La distancia con el líder, el Real Madrid, es de diez puntos, seis con el Barcelona y sólo tres con el tercero, el Atlético de Madrid, que este próximo domingo visita un estadio complicado como el Sánchez Pizjuán.

A estas alturas de Liga el Valencia de temporadas pasadas caminaba por la tabla a años luz de los dos primeros, generalmente, Barça y Madrid. Para dar con una diferencia similar a la actual „diez o menos puntos„ es necesario remontarse hasta febrero de 2007. Ese año el conjunto entrenado por Quique Sánchez Flores se hallaba únicamente a dos partidos del Barça (seis puntos) y a cuatro puntos del Sevilla. Aquel Valencia concluyó la temporada a diez unidades tanto del Barça como del Real Madrid. Los blancos se proclamaron finalmente campeones bajo la batuta de Fabio Capello, pero en la Champions el de Quique fue el conjunto español que más lejos llegó, cayendo en el último instante de los cuartos frente al Chelsea.

Desde entonces el Valencia ni ha competido de igual modo en la máxima competición europea ni tampoco ha respirado tan cerca como lo hace hoy del dúo que encabeza el torneo de la regularidad.

En el presente curso el Valencia ha encontrado la estabilidad en el banquillo, una vez que en los dos anteriores pasaran por Mestalla hasta seis entrenadores, dos de ellos interinos: Pellegrino, Voro, Valverde, Djukic, Estévez y Pizzi. Hace justo un año el conjunto del ´Lagarto´ Pizzi trataba de retomar el vuelo desde una desventaja con los dos transatlánticos de la Liga de 28 puntos. Al final la diferencia con el campeón, el Atlético, se agrandó hasta los 41. En 2013 alcanzó los 35 con el Barça. Unas cantidades, prácticamente, insultantes para un club que cuenta en su palmarés con seis títulos, los dos últimos a principios de la década de 2000.

Hasta el fichaje el pasado verano de Nuno, Unai Emery era el último técnico que había conseguido aguantar toda una temporada sin ser despedido. El de Hondarribia lo logró durante cuatro años desde su incorporación procedente del Almería en 2008. Con el vasco el Valencia cumplió con el objetivo prioritario de clasificarse para la Champions en tres ocasiones. Sin embargo, el poder competitivo o el carácter ganador del equipo de Unai no pudo equipararse al de los bloques de Rafa Benítez o Quique Flores. Ni tampoco, a día de hoy, con el que comanda Nuno. Emery destacó por dirigir un Valencia pletórico en sus inicios, aunque conforme avanzaba el torneo los cabecillas lo dejaban demasiado lejos, mientras en la Champions tampoco trasmitía nunca la sensación de poder pelear por las rondas finales. En 2009 el Valencia acabó la Liga quinto a 25 puntos del Barça; en 2010, a 28; en 2011, a 25 y en 2012, a 39 de un Real Madrid con cifras estratosféricas.

El cara a cara con rivales de peso es una de las principales diferencias entre el Valencia de Emery y el de Espírito Santo. Esta temporada el equipo ha revitalizado la ilusión de los seguidores con victorias sonadas como las cosechadas ante Sevilla, Atleti, Villarreal y Madrid, tres de ellas en un Mestalla inexpugnable, base de un bloque que vuelve también a competir a domicilio.