«No podemos estar tan cerca y dejar escapar esta oportunidad. Hay que aprovechar el momento». El miércoles 30 de enero de 2002, Rafa Benítez aparecía en sala de prensa para ofrecer un discurso pleno de potencia y de confianza. En aquel momento, con el Real Madrid a cuatro puntos y el Celta por delante, el entrenador tomó la escena para dar un golpe de mando. Nadie o casi nadie creía en la posibilidad de ser campeones, pero Benítez cerró filas concentrando en uno el potencial de su plantilla y la fuerza de la afición. Cañizares, voz autorizada en aquel vestuario, también reforzó la proclama. Cuatro días después, el Valencia superaba al Athletic en Mestalla y el Madrid quedaba a un punto tras caer en casa del Espanyol. El liderato cayó en dos jornadas. La Liga fue valencianista. La plantilla ahora es diferente, los rivales son distintos y la cabeza queda a ocho puntos. Sin embargo, la tesis de Benítez guarda vigencia. Dentro de siete días, Barça y Madrid jugarán en el Camp Nou en un choque donde uno de ellos o los dos se dejarán puntos. Si no se falla en Elche, el equipo quedará en una situación inmejorable para competir sin límites. «No se puede estar tan cerca y dejar escapar la oportunidad».

Rufete (actual mánager general deportivo y miembro de aquel grupo campeón) dejaba una declaración importante en esa dirección la semana pasada: «Nuestra afición tiene derecho a soñar. No se lo vamos a quitar, pero les tenemos que enseñar que no es fácil. Si ellos sueñan con ser grandes, yo también». Rufete prende la llama de la ilusión, pero sin caer en la euforia. El camino es centrarse con tranquilidad en el trabajo, en ganar partido a partido y esperar su momento. La visita de Peter Lim refuerza esa línea: hay que hacer equipo.

El bloque de Nuno tiene opciones y guarda ingredientes similares a los de 2002: un sistema defensivo sólido, un centro del campo con pegada, máxima ambición, mucho potencial, compromiso total y una afición entregada. El equipo ya está arriba, ha superado la barrera psicológica del Atlético y ha tomado la tercera plaza. Llega pletórico al momento culminante de la temporada y está ante una gran oportunidad. No tiene que ponerse límites.

La plantilla de Rafa Benítez venía de dos finales de Champions y tenía una estructura clara. La herencia que ha recogido Nuno es muy diferente. Ha construido un bloque nuevo, con gente muy joven, y está compitiendo a alto nivel antes de lo esperado. Impulsado por la calidad y el hambre, el Valencia va a más. Por delante hay una Liga con once finales. La machada exigirá ganar el Camp Nou y tomar el Bernabéu. No es fácil, pero la consigna está clara: Los jugadores a trabajar y la afición a a soñar.