Los jugadores del Valencia sumaron un recorrido de 108,04 kilómetros en el Camp Nou. Prácticamente, cuatro más que el Barça, que se quedó en 104,29. Durante 45 minutos, el bloque de Nuno arrolló a los blaugrana en una exhibición de presión intensiva sobre la retaguardia culé. Los valencianistas atacaron la yugular de su rival y lo asfixiaron con un despliegue atlético que Espírito Santo adjetivo como "inhumano". Durante esa fase, el equipo de Luis Enrique se vio superado como pocas veces antes está temporada por ritmo, intensidad, mentalidad y claridad de ideas. ¿Qué faltó? eficacia. El Barça le hizo pagar caro al Valencia su único error: en el primer minuto de partido, la retaguardia quedó mal parada en el repliegue, el balón llegó a Messi y el argentino puso a Suárez mano a mano con Alves. Después, los blanquinegros acumularon llegadas y buenas situaciones; perdonó lo que no se puede perdonar a este nivel, penalti incluido.

Los kilómetros no tienen valor en el marcador, pero en esta ocasión si refuerzan la sensación de superioridad a través de las piernas y un planteamiento pleno de determinación. Desde la presión adelantada, el Valencia se dispuso de forma perfecta para defenderse y atacar: con la recuperación rápida consiguió desconectar a los atacantes del Barça y disponerse de forma ideal para salir como balas. "Creo que la afición estará contenta con nuestro trabajo. En el periódico verán una derrota por 2-0, pero eso no significa nada; jugamos bien", garantizó André Gomes. El portugués dejó un mensaje claro: "Es un resultado difícil de digerir, pero esta es la actitud que debemos tener en los próximos partidos. La derrota tiene que servir para crecer, jugamos cara a cara contra el Barcelona". En el segundo acto, el Barça hizo valer su experiencia. Luis Enrique modificó su partitura sustituyendo a Adriano por Rakitic. Mascherano pasó al eje de la zaga, Mathieu actuó en el lateral izquierdo y la mezcla de Rakitic, Xavi, Busquets y Messi permitió guardar el balón al Barça.

Sin presión ya no hubo partido

El Valencia fue muriendo poco a poco, entre la frustración de las ocasiones falladas y la impotencia. A partir de la hora, el equipo comenzó a bajar su capacidad de presión. Mantener ese ritmo y ese nivel intensidad de forma duradera fue insostenible. Los hombres clave en el equipo de Nuno aparecieron mucho menos en el segundo acto, de más a menos. "Notamos un poco el desgaste en un partido con mucha intensidad. Peleamos mucho y eso se notó en la fatiga", describió Gomes. El portugués superó los 12 kilómetros. Más que nadie sobre el campo. Después le siguieron Javi Fuego y Parejo. André hizo dos kilómetros más que cualquier jugador del Barça, casi cinco más que Messi, por ejemplo. El despliegue no tuvo recompensa. El desánimo de estar por detrás en el marcador tantos minutos empezó a influir de forma radical. Las segundas jugadas fueron locales, también las disputas; se llegaba medio segundo tarde o no se llegaba. Los esfuerzos se centraron en reducir espacios en lugar de perfilar el contragolpe. El paso o los dos pasos atrás que se dieron aliviaron al Barça, que encontró más espacios y terminó apagando el fuego desde el control. Las piernas se fundieron y también el coco. Ya no hubo partido.