En plena euforia tras la victoria valencianista en el estadio de los Juegos del Mediterráneo y con los jugadores regalando las camisetas a los cientos de aficionados que se encontraban en la grada visitante llegó el susto cuando la valla cedió ante la avalancha de aficionados deseosos de llevarse un presente material de su visita a tierras almerienses. Por fortuna no hubo que lamentar males mayores.