El futuro inmediato del Valencia CF está pendiente de esa eliminatoria previa de acceso a la Champions League que se disputará en la última quincena de agosto. Nada será lo mismo a nivel deportivo y económico entre estar o no estar en la gran competición continental, por eso desde el primer día entrar entre los cuatro primeros fue el objetivo innegociable de este año I de Peter Lim. Estuvo el equipo muy cerca de conseguirlo de manera directa, pero no habiendo conseguido el éxito de ser terceros el club no puede tener toda su planificación a expensas de ese cara a cara a doble partido, ante un rival que además no se conocerá hasta el próximo 7 de agosto, día fijado para el sorteo del play off en la ciudad de Nyon (Suiza).

Son muchas las decisiones a tomar al regreso del viaje a Nueva York, Amadeo Salvo y Lay Hoon ya tienen previsto sentarse la primera semana de junio con Nuno y Rufete para poner todo sobre la mesa, empezando por determinar si se mantiene la estructura que ha venido funcionando hasta ahora o habrá algún tipo de cambio y el presupuesto que habrá para reforzar el equipo, en el que llevan semanas trabajando. Sin embargo, hay una decisión que viene ya marcada por el Consejo de Administración. Más allá de esa eliminatoria previa que determinará si el equipo jugará la Liga de Campeones o la Europa League, el club y su máximo accionista van a apostar desde el primer momento por una plantilla para competir en la Champions. Hay que tener en cuenta que la plantilla actual es corta para afrontar con aspiraciones importantes tres competiciones.

La clave la daba ya Amadeo Salvo en sus declaraciones a este diario el pasado lunes. "Nosotros vamos a trabajar en base a poder entrar en la fase de grupos de la Champions. La planificación será anterior a la previa, aunque hay que recordar que el mercado se cierra el 31 de agosto y siempre hay alguna incorporación o alguna salida". Es una decisión arriesgada porque los ingresos del próximo ejercicio pueden variar entre 20 y 30 millones de euros como mínimo de estar o no en la fase de grupos, pero es un planteamiento firme que ya se ha sometido a análisis y se han buscado soluciones. Hay que ver el margen de maniobra que concede la Liga de Fútbol Profesional a la hora de fijar el límite de coste de plantilla, un dato decisivo que se conocerá previsiblemente la próxima semana, pero el Valencia ha decidido apostar fuerte para hacer un equipo con garantías con la posibilidad de guardarse para última hora una última bala en la recámara, como hizo el verano pasado con el fichaje de Álvaro Negredo sobre la campana.

Amortizar los fichajes

El Valencia arranca la temporada con un carga importante, tiene que empezar a amortizar primero los fichajes que facilitó Peter Lim el pasado verano. Entonces, al no estar cerrada la venta del club ni existir posibilidad de incrementar el presupuesto, porque el equipo estaba fuera de comnpeticiones europeas, no hubo otra solución más que articular los refuerzos a través de cesiones: Rodrigo, André Gomes, Cancelo, Filipe Augusto y finalmente Negredo. En principio, este año hay que empezar a pagarlos a todos excepto a Filipe, que no va a continuar. El inversor de Singapur está dispuesto a meter más madera para hacer un buen equipo pero están las limitaciones que impone la UEFA, aunque Platini ya anunció que se van a suavizar las medidas del fair play financiero para aquellos clubes cuyo propietario asuma posibles pérdidas hasta un límite, siempre que existan avales y un plan de negocio que justifique el crecimiento previsto para años posteriores.

¿Y qué podría ocurrir si el Valencia hace un esfuerzo importante para mejorar el equipo y finalmente se queda fuera de la Champions? El Consejo, controlado por Meriton, contempla distintos escenarios para compensar el evidente desfase que se produciría entre ingresos y gastos, desde capitalizar deuda hasta prescindir a última hora de algún jugador. También influye lo que haya ocurrido con Otamendi y los 50 millones de euros que exige el club por la salida de su centralOtamendi.