Descartado Rodrigo Caio y con Imbula como nuevo jugador del Oporto, Carlos Henrique Casemiro (Brasil, 23 de febrero de 1992) es uno de los centrocampistas dispuestos sobre la mesa para completar la sala de máquinas del Valencia. Witsel, Augusto o Danilo Barbosa siguen activos (cada caso con sus particularidades), aunque en cabeza está William Carvalho. Ninguna de las operaciones es sencilla. El paulista encaja porque es un futbolista de alto nivel y podría dar un salto de calidad en el vértice bajo del centro del campo a tres de Nuno o morder como interior. No es un organizador, pero sí aportaría juego aéreo, recuperación, despliegue e intensidad. No extraña que Espírito Santo lo pretenda. Otra cuestión es que pueda llegar. Todo dependerá de su rendimiento en pretemporada y el desarrollo del mercado, con Sergio Ramos y Otamendi como piezas básicas en este complejo puzzle.

Por partes. Casemiro ha pasado los últimos diez meses cedido en el Oporto. Allí ha dado un paso de gigante en su evolución. Por ese motivo, el club portugués advirtió que iba a ejercer su opción de compra (15 millones de euros). Para frenar su marcha el Madrid tuvo que activar la cláusula de 7,5 millonespactada para frenar la fuga del futbolista. Una barbaridad de operación que responde a dos motivos: el valor de mercado del jugador „no es una locura pensar que puede rondar los 25 millones de euros„ y la petición expresa de Rafa Benítez. El nuevo entrenador del equipo blanco es consciente de que ha su centro del campo le falta capacidad defensiva. Casemiro es un especialista en ese apartado y encaja perfecto como complemento de Kroos y Modric. Hasta aquí manda el fútbol con buena lógica.

Quiere sentirse importante

En cualquier caso, Benítez tiene pensado examinar a Casemiro y también a Illarramendi en la pretemporada. Los dos parten como alternativa a la dupla Modric-Kroos y no son intransferibles. Por eso la gente de Florentino está sondeando el mercado de mediocentros (Biglia, Krychowiak) y han sonado o suenan Verratti y Arturo Vidal. Casemiro quiere minutos y competir en igualdad de condiciones que el resto. Quiere ser y sentirse importante, más después de su temporada en Oporto. Eso promovió su salida el curso pasado y puede volverla a motivar ahora.

La trampa del Oporto

El brasileño ha vuelto al Real Madrid para quedarse. Esa es la intención de todas las partes. Si bien, en el caso de que los madridistas cambien de opinión y decidan traspasar o incluir su figura en alguna operación, el Oporto recibiría una compensación: los siete millones y medio iniciales se duplicarían hasta los 15 millones de euros. El Madrid tiene difícil hacer negocio con él, salvo traspaso millonario o que los interesados encuentren una puerta de salida? quizás una cesión cesión. El Oporto es parte.

Sergio Ramos y Otamendi

Su pasaporte puede complicar el futuro. Hoy, el Madrid tiene en plantilla a James, Danilo, Casemiro, Lucas Silva y Keylor Navas, aunque está previsto que el costarricense sea pronto comunitario. Lucas Silva es carne de cesión. Con la salida del organizador del Cruzeiro, Casemiro, James y Danilo completarían cupo sin dramas.

Su situación está clara, pero podría enredarse con la marcha de Ramos. Rafa Benítez cuenta con el central de Camas, pero su contencioso contractual con Florentino le ha llevado a una situación de difícil retorno. Si hay traspaso, el primer nombre en la agenda del Real Madrid es Nico Otamendi, pero es extracomunitario. Eso dejaría a Casemiro en situación de debilidad que le acercaría al Valencia. El puzzle es complejo. Llegados a ese punto, la figura del brasileño podría jugar un papel clave en la operación. No como moneda de cambio, pero sí para producir un acuerdo dentro de operaciones independientes, aunque conectadas. Lay Hoon volvió a advertir ayer que el argentino está tasado por su cláusula: 50 ´kilos´. Benítez, el fútbol, el mercado, Ramos y Otamendi arman un puzzle que puede terminar desencadenando un efecto dominó.