A solo un mes de la ronda previa de la Liga de Campeones, la comparecencia del Valencia en Beijing dejó un combinado de sensaciones encontradas. El conjunto de Nuno abandonó el Nido del Pájaro con la impresión de que después de un primer tiempo de grandes expectativas, concedió demasiadas facilidades a un rival que tras el descanso goleó de un soplido y descubrió un serial de puntos flacos que se deben trabajar a conciencia a partir de ahora si no se quiere pasar apuros para entrar en Champions. El dibujo del 3-5-2 funcionó mientras el Valencia tuvo pulmón y equipo titular en el césped. Después, la puesta en escena quedó difuminada por el bajón físico y un festival de cambios que convirtieron la segunda mitad en una propina casi de mal gusto. Todavía hay tiempo, que parezca un accidente.

El conjunto valencianista plantó cara al Bayern en un primer periodo en el que supo combinar tres aspectos clave —solidez defensiva, velocidad y contragolpe— como receta para sobrevivir a las acometidas del cuadro bávaro, un equipo con un potencial arrollador, tácticamente más engrasado y que cuenta con una semana más de recorrido en pretemporada. Anotó primero Müller con un zapatazo desde la frontal y minutos después empató Rodrigo. El hispano-brasileño cabeceó casi a placer al fondo de la portería de Ulreich un gran envío desde la izquierda que distinguió la visión panorámica de De Paul y que descubrió una sociedad con la que Mestalla se relame. Los ‘Rodrigos’ ayer dieron la cara, uno embistiendo por el frente de ataque y anotando y el otro abriendo espacios con destellos de calidad. Esta temporada quieren dar un paso hacia la titularidad.

Entre tanto, Gayà se lastimaba del tobillo y se retiraba lesionado, el Bayern acariciaba el poste de la portería de Yoel —tibio en cada una de sus intervenciones— y el brasileño Douglas Costa ponía en un auténtico aprieto a Rúben Vezo con su velocidad. El zaguero portugués no tuvo su mejor día como valencianista y demostró que funciona mucho mejor replegado por la presencia de un lateral en una defensa de cuatro hombres que en una defensa de tres. Santi Mina pudo hacer el segundo con un disparo cruzado tras una gran jugada de Piatti pero fue de nuevo Müller el encargado de agitar el marcador. El alemán finalizó con frialdad de autómata una acción de Pillip Lahm, protagonista en todas las parcelas del terreno de juego, que recortó ante Barragán y filtró un pase claro al punto de penalti.

El Valencia hacía aguas con el sistema defensivo que había dispuesto Nuno y tras el descanso la entrada de Feghouli como carrilero abrió la brecha definitiva. El equipo sucumbió a la sofisticación del sistema táctico de Guardiola, que acumuló gente por dentro y atacó por fuera. El argelino y Piatti se quedaron cortos para frenar toda la maquinaria de ataque del conjunto bávaro y Yoel volvió a recoger el balón de dentro de su portería un par de veces más. Nuno ya sabe cuáles son los puntos a mejorar si no quiere especular con la Champions.