El Valencia no entrenó en China después de la derrota contra el Bayern, pero como si lo hubiera hecho. La expedición sudó la gota gorda visitando la Gran Muralla China antes de regresar a casa. Los jugadores disfrutaron como niños de la majestuosidad de esta obra arquitectónica histórica de 8.851 kilómetros. El Valencia eligió el turístico paso de Juyong. Toco subir y subir escalones y la pendiente de las murallas, soportar el calor que hacía en el valle, pero valió la pena disfrutar por persona de una de las siete maravillas del mundo. Para algunos nativos, pequeños y mayores, recorrerla es una promesa. Para el Valencia fue una experiencia inolvidable y, como bromeaban, «un entrenamiento camuflado».

Horas antes de volar hacia Valencia, la plantilla realizó un «entrenamiento» visitando la Gran Muralla China. Uno a uno, jugadores y cuerpo técnico -con la única excepción del lesionado José Luis Gayà- abandonaron el hotel aún cansados, pero curiosos por ver una de las siete maravillas del mundo. Cuando a las 10 horas los jugadores fueron bajando al hall del hotel, los clientes que estaban allí alucinaron al ver cómo la mayoría se llevaba una almohada bajo el brazo. ¿Dónde irán? ¿Se cambian de habitación? La realidad era bien distinta, ya que al costarles dormir y tener que madrugar para visitar la Gran Muralla… cogieron una de las almohadas de la habitación para «seguir» durmiendo en los 60 kilómetros que había de distancia entre el hotel y la zona que iban a visitar. Y es que, algunos aprovecharon para dar una cabezadita en el trayecto de 60 kilómetros hasta el Paso Juyong, pero nada más bajar del autobús... alucinaron. Rápidamente llegó el turno para las bromas: «Esto es un entrenamiento camuflado», decían. No asintió con la cabeza, pero era una buena forma de hacer ejercicio. El trayecto elegido obligaba a subir muchísimos escalones. Sólo viendo la inclinación a más de uno le entraron ganas de quedarse en el autobús, eso sí, todos cumplieron y disfrutaron de la experiencia.

Los que más ascendieron fueron el grupo comandado por Fuego, Mustafi, Bakkali, De Paul, Alcácer, Rodrigo, Piatti, Enzo, Mina, Tropi y Ayala. Respecto al grupo de los técnicos, Neville demostró estar en un excelente estado de forma. «Esto es más duro que ascender el Tourmalet», aseguró uno de los jugadores, antes de añadir que «estamos sudando más que en los partidos». Las temperaturas del valle eran altas y el esfuerzo para subir con velocidad evitando los colapsos también. Nadie se bajó del punto más elevado del Paso Juyong -zona estratégica al estar cerca de la frontera del norte de China- sin una fotografía para el recuerdo. Lo consideraron una experiencia única. Los móviles iban consumiendo batería mientras hacían vídeos o sacaban imágenes. Por primera vez, ellos no fueron los principales protagonistas, sí la Gran Muralla, aunque cuando algún turista local les reconocía no dudaban en pararles. Hasta Bakkali fue reconocido por unos belgas que le desearon suerte.

Los futbolistas no pararon de inmortalizar los momentos y, aunque pareciera mentira, lograron pasar bastante inadvertidos. Negredo fue uno de los más reclamados por los aficionados, pero no era lo habitual. Del cuerpo técnico, el que más escalones logró ascender fue Phil Neville. La Gran Muralla tiene una longitud total de 8.851 kilómetros y recibe anualmente casi dos mil millones de visitantes. En la visita también pudieron contemplar el pequeño Templo de Mirador, así como las tradicionales Pagodas. Por lo que lo consideraron una experiencia única.