La comparecencia del Valencia en Alzira sirvió para constatar una realidad que sobresale por encima de cualquier otra: Nuno le da vueltas a la defensa como si se tratase de un cubo de rúbik. El técnico portugués apostó de inicio por el esquema 3-5-2 que lleva machacando durante toda la pretemporada, sin embargo el resultado no fue el esperado. A un mes de la previa, las virtudes del equipo quedaron desdibujadas y afloraron las dudas con el sistema más trabajado del verano. El Valencia acumulaba hasta seis hombres en la retaguardia —Vezo, Mustafi, Enzo Pérez, Javi Fuego, Gayà y Barragán— pero no conseguía imponer un dominio en facetas defensivas. El sistema hacía aguas y para colmo, con el césped un poco lento, el despliegue rápido se terciaba casi imposible y tanto Parejo como Danilo Barbosa andaban escasos de soluciones para dar fluidez al juego. Al descanso, el luso no se lo pensó, dio un volantazo y cambió el sistema por su ‘Plan B’. Un dibujo 4-3-3 que deslizó un equipo mucho mejor engranado y con las parcelas mejor distribuidas, lo que se tradujo en una mayor seguridad defensiva y velocidad a la hora de salir con el balón hacia el ataque.

El primer tiempo desprendió cierta sensación de alerta en los aficionados valencianistas. El holandés Narsingh descubrió las vergüenzas del dibujo que acaricia Nuno para afrontar un desafío de máxima trascendencia como la fase previa de la Champions. El extremo del PSV ganó en cada batalla a Rúben Vezo, especialmente desubicado con el nuevo dibujo táctico. El portugués andó desacompasado en cada embestida de su rival, andaba desbordado con el reparto de espacios y fue el principal agujero de entrada del conjunto de Pillip Cocu. Danilo dejó pinceladas de jugador de corte y confección, únicamente concedió una pérdida de balón y fue en campo contrario, cuando trató de hacer una filigrana. El brasileño se dejó ver en su primer partido y nunca puso en peligro la seguridad de su equipo. Con la evolución del sistema al que utilizaba en la pasada temporada, el Valencia demostró que tiene los mecanismos más que asimilados y juega de memoria con una defensa de cuatro hombres.

Enzo fue protagonista

Enzo dio un paso al frente y se convirtió en el hombre de mayor influencia en el juego valencianista, oficiando de administrador en la medular y enviando balones a izquierda y derecha. El argentino cuajó su mejor participación en lo que va de pretemporada y mandó un mensaje claro al banquillo: su mejoría pasa por jugar en la medular. En líneas generales, el Valencia fue de menos a más y dejó las sensaciones más dulces para el final. Nuno accionó el ‘Plan B’ y el equipo ofreció su mejor cara. Sólido atrás y con otro aire, sacando petróleo al contragolpe y canalizando el juego con una buena combinación de velocidad y criterio. El Valencia sonríe si juega con un dibujo 4-3-3. El del PSV Eindhoven era un pequeño simulacro para la fase previa de la Champions y el técnico puso en escena dos dibujos. Queda menos de un mes para la cita y el equipo tiene margen de mejora. En la recta final, Bakkali se destapó con un par de diagonales hacia adentro y demostró que es capaz de marcar las diferencias.