Si hay una pieza capaz de condicionar todo el sistema de juego del Valencia de Nuno ese es Otamendi. El argentino ya es uno más de la plantilla y su primer ensayo en tierras alemanas contrastó una realidad que desde hace semanas pulula por dentro del vestuario: si puede contar con su presencia, el técnico se replanteará eso de cambiar el dibujo táctico del 4-3-3 al 3-5-2, la formación con la que ha estado trabajando en las últimas semanas y que hasta el partido del pasado sábado en Alzira acariciaba para afrontar la previa de la Liga de Campeones. Las sensaciones no fueron positivas y después de un primer tiempo que encendió las alarmas, volvió al equipo al mismo sistema de la temporada pasada. Ayer, en sesión matinal, dedicó buena parte del entrenamiento a trabajar con una defensa de cuatro hombres liderada, cómo no, por Otamendi.

El ´23´ se ubicó en el perfil izquierdo del centro de la zaga junto a Vezo y con Orban y Barragán en los laterales. Nuno aprovechó que ya tiene al argentino a sus órdenes para machacar los movimientos defensivos de basculación y ataques por las bandas, así como la distribución de los espacios. Tres aspectos clave para reforzar la zaga, que fue la línea más fuerte de la temporada pasada y que se desliza como uno de los puntos cruciales por donde pasarán en gran medida las opciones del Valencia para clasificarse a la fase final de la Liga de Campeones en la previa. «Control del espacio, la línea de cuatro tiene que estar estable», les indicaba continuamente Nuno a sus futbolistas. Los compañeros volvieron a notar a Nico igual de relajado que en la jornada del lunes, en la que se reincorporó a la dinámica de trabajo después de que ningún club haya alcanzado las exigencias económicas del Valencia.

Bromea como el que más

Otamendi trabaja como cualquier futbolista de la plantilla, está implicado y bromea como el que más. En la sesión matinal de ayer anotó tres goles, uno de ellos de bella factura que sorprendió a propios y a extraños. El argentino encaró a Ryan mano a mano con valentía, sin embargo no consiguió resolver, dio la media vuelta y se sacó un recurso insospechado: marcó una vaselina espectacular. Directa a la escuadra. Es la bandera del Valencia, uno de los líderes del vestuario y además, representa la conexión entre el terreno de juego y la grada. La intención es que se quede al menos un año más y no se va a negociar por su salida. Nuno no se ha reunido todavía con él, pero su intención es convencerle de que se quede. Su presencia en la plantilla le brinda la posibilidad de volver a un sistema que genera dudas en sus jugadores y que anula las principales virtudes del equipo: la solidez defensiva y la velocidad al contragolpe.

El técnico quiere que Nico se vista de corto para la previa de la Champions y si no llega una oferta por valor de cincuenta millones de euros, así será. Incluso a tenor de los acontecimientos en los últimos días ha surgido en el Valencia una corriente de confianza respecto de la posibilidad de que el futbolista siga como blanquinegro la próxima temporada, una circunstancia que iría unida a un aumento consierable de sus emolumentos, aunque esa no es una variable que esté sobre la mesa en estos momentos. En este sentido, los movimientos que está haciendo el club son interesantes, como darle la bienvenida al argentino en las redes sociales, poner una foto suya con Nuno „ambos dándose la mano„ presidiendo y a buen tamaño la página web oficial o transmitiendo a los medios de comunicación que el argentino no va a comparecer en rueda de prensa y que lo mejor es no atosigar al futbolista.