A más de 2.000 kilómetros de distancia de València, Adou Diallo sigue con un entusiasmo ferviente el día a día del conjunto de Nuno Espírito Santo. Vive en Mali y ha pasado más de una década desde que su compatriota Momo Sissoko defendiera los intereses del equipo de

Mestalla. El Valencia de principios de este siglo conquistó los rincones más insospechados del planeta y Adou conectó con ese club.Ahora la carrera de su hijo Ibrahim ha vuelto a ponerle sus ojos en la capital del Túria: «Mi padre sigue toda la actualidad del Valencia desde Mali, está al corriente de todo lo que sucede y para él sería algo muy grande poder verme jugar con el primer equipo. Está muy orgulloso de mí», comenta con un brillo inconfundible en sus ojos el joven futbolista del Mestalla que ha logrado cautivar a Nuno esta temporada por su velocidad y su agresividad a la hora de emplearse en facetas defensivas. Diallo disfruta en Kamen de la dinámica del primer equipo con su amigo Will Zahibo.

Los dos jugadores son junto a Fran Villalba los únicos canteranos que han pasado todos los cortes para poder llegar al ´stage´ del Valencia en Alemania. Pueden resultar unos auténticos desconocidos para el común de la afición valencianista pero el cuerpo técnico no tiene miedo a apostar por jugadores jóvenes y si están concentrados y siguen trabajando como hasta ahora, la idea es que se estrenen en la élite en el transcurso de la temporada que comenzará de aquí a unas semanas. Zahibo fue el primero en llegar. «Fui a Francia y estuve jugando en el Ajaccio pero quería cambiar de país. Vine a España porque quería cambiar la manera de ver el fútbol y la vida. Firmé con la Ponferradina pero me fui cedido directamente al Fuenlabrada y en invierno salió la posibilidad de venir al Valencia Mestalla. No lo dudé, es una oportunidad única y creo que la estoy aprovechando. Aquí se vive el fútbol de otra manera, sabía que viniendo a España podría jugar en un club como este Valencia», recuerda el centrocampista de tan solo 21 años.

Nació en Guadalupe y conocía al Valencia a través de Angloma. El hijo de Jocelyn es un gran amigo suyo y cuando fichó por el club de Mestalla fue una gran alegría para ellos. «Comencé jugando allí en Guadalupe en un club que se llama Red Star, fui a probar con mi primo y me quedé. Ha pasado mucho hasta que llegué al filial del Valencia durante el invierno de la temporada 13/14, no ha sido nada fácil, la verdad es que me ha costado bastante. Para mí los primeros meses en el club fueron complicados, no lo pasé bien. Me costaba adaptarme a la exigencia del Valencia pero conseguí evolucionar y aplicarme en todos los aspectos. Estoy muy agradecido al club». A la hora de ficharlo, el Valencia se adelantó a otros clubes de primera que habían quedado sorprendidos por las condiciones del futbolista.

Es el más veterano de los dos y a veces le toca hacer de traductor para Diallo, que domina el francés y se defiende en inglés, pero todavía no controla del todo el castellano. Como el resto de futbolistas, su pretemporada se resume en entrenar, comer y dormir pero cuando tienen algo de tiempo libre lo emplean en el billar o en el futbolín. Diallo jugaba en su barrio hasta que le surgió la oportunidad de ir con la selección de la Academia Aspire, una de las más prestigiosas a nivel internacional y que tiene dos sedes: una en Qatar y otra en Senegal, en la que estuvo formándose durante cuatro años y medio. «Allí me han ayudado mucho a crecer como futbolista, aprendí aspectos tácticos y es uno de los mejores sitios para crecer del planeta. Eso me ha facilitado la adaptación y siempre escucho los consejos de los técnicos», detalla el malí, que después fue a jugar al KAS Eupen de Bélgica y ha dejado sensaciones muy positivas con media temporada en el filial.

Ahora se exige «cada vez más» y ha aprendido «muchísimo» a las órdenes de Nuno. El luso es «muy exigente» con los dos canteranos, les pide que den «el máximo» en cada entrenamiento y que jueguen «sin presión porque tenemos que disfrutar del fútbol». Tal y como explica Zahibo, a veces les cuesta creer que estén trabajando desde la vuelta de vacaciones con futbolistas de la élite: «Es un poco difícil de

asimilar todo esto, a veces cuesta de creer y cuando hablas con la familia o con los amigos te recuerdan que tienes una suerte increíble de estar aquí». Los técnicos están impresionados con sus cualidades físicas, tiene personalidad y ganas de trabajar. Es un futbolista muy específico pero consideran que responde al modelo de centrocampista que predomina en el fútbol inglés. Will pone especial dedicación a trabajar su poderosa musculatura, sabe que es uno de sus puntos fuertes.

Su padre juega al baloncesto y suele ir con él al gimnasio. Levanta pesas durante una hora después de cada entrenamiento y los días de descanso nunca falla. Un metro y noventa centímetros de puro músculo enamoran a Nuno. Este fin de semana tendrán la oportunidad de aprovechar sus minutos contra el Oporto y el Colonia.