Pasaban unos minutos de las ocho y media de la tarde cuando el ´speaker´ deslizó los primeros indicios de que el siguiente en saltar al césped podía ser Otamendi. Era el instante más esperado por la hinchada. ¿Cómo sería recibido después de la declaración pública de su agente y su posterior ratificación? Nico ya no tiene honores de General, la grada de Mestalla se resolvió rápidamente en forma de pitada. La hinchada abroncó al central argentino cuando ni siquiera había asomado su cabeza por el túnel que conduce al terreno de juego. El futbolista debía ser consciente de antemano de que lo que le esperaba al entrar al coliseo no tenía nada que ver con la escena de la temporada anterior. Se mostró impasible. Cabeza bien alta, visiblemente relajado, desfiló junto a un grupo de jóvenes canteranos hacia la portería norte del estadio y se subió al escenario para difuminarse entre sus compañeros sin una mueca de más.

Ni un solo gesto por parte del argentino, ni un saludo a la grada. Nico desfiló con la misma gallardía con la que mete la cabeza en una situación de máxima tensión. Le va la marcha. Fue el antepenúltimo futbolista del Valencia en ser presentado, el club le otorgó la trascendencia en el acto que se ganó sobre el césped la temporada pasada. Como si nada hubiera sucedido pero los decibelios se redoblaban a cada segundo. Instantes después, una sonora ovación entró en brega con la silbatina inicial y el estadio registró el tope más alto de ruido de toda la velada. Mestalla se pronunció dividida entre aquellos que están dispuestos a perdonarle desde el minuto uno y los que aprovecharon la presencia del central para abroncarlo y recordarle que se le va a respetar -no hubo ni un solo insulto ni cántico descalificativo- pero el cariño se lo tiene que ganar.

La intención del club era brindarle el mejor contexto para se sienta cómodo, recapacite y vea el Valencia como su mejor opción. No obstante, demasiado bagaje lleva sobre la espalda el ´23´ como para pasar desapercibido. Mestalla puede llegar a perdonar pero es difícil que olvide las formas con las que se ha empleado en los últimos meses para tratar de forzar una salida. Sus compañeros, entre tanto, le aplaudían. Hace tiempo que asumieron que es una decisión del futbolista y no hay más, si bien la reacción de algún recién llegado fue de sorpresa. Debió perderse algún capítulo.