Aderllan Santos nació en Salgueiro, una ciudad pequeña de Pernambuco. Comenzó a jugar con ocho años en la Escolinha de Futebol do Tetê y en 2005 se incorporó al Salgueiro Atlético, el club de la ciudad. Con 19 años, jovencísimo, le llegó el momento de dar el salto a Europa y el modesto Trofense de Portugal lo fichó a pesar de que tenía una fractura en el pie. Es un futbolista que vive del trabajo del día a día y en 2012 llamó la atención de los captadores del Braga por su poderío físico y su agresividad como central. El exfutbolista Fernando Meira, que en su momento fue representado por Jorge Mendes, vio claramente su potencial, fundó una empresa de deportes y decidió invertir en Aderlan. Fue él quien le abrió las puertas del Braga y ahora viene para dar un salto clave en su carrera deportiva.

La vida de Aderllan Santos, sin embargo, no siempre ha girado únicamente en torno al fútbol. Siendo todavía un adolescente, el nuevo fichaje del Valencia dio un paso al frente para ayudar a su familia y salió a la calle para buscar un trabajo que le permitiese ganar algo de dinero sin dejar a un lado los entrenamientos con el Salgueiro Atlético. El central encontró la oportunidad de ganarse la vida como ´motoboy´, que es la palabra que se utiliza en Brasil para referirse a aquellos que se dedican a hacer repartos con una motocicleta. Cuando no estaba entrenando, Aderlan recorría las calles de Salgueiro haciendo entregas. Ahora, después de una temporada de altísimo nivel en Portugal le ha llegado la hora de aterrizar en un equipo de primer orden internacional como el Valencia. No es el perfil que se esperaba como recambio de Otamendi, pero mejora la defensa por cualidades.

Tampoco es Abdennour, que también tiene 26 años y está más cotizado, pero puede encajar mejor que De Vrij como complemento de Mustafi. Sin embargo, a priori, su objetivo debe ser competir con Vezo para hacerse un hueco en el entramado defensivo. Viene de ser el líder del Braga y ha demostrado en Portugal que es un central consolidado en un campeonato en el que los zagueros muerden y los equipos de aspiraciones medias-altas están bien preparados tácticamente. La regularidad es una de sus mejores virtudes, asume pocos riesgos y cede pocos espacios, como el Valencia. Es fuerte en el cuerpo a cuerpo, atlético, es ágil pese a su envergadura -192 centímetros-, agresivo y domina el juego aéreo prácticamente al nivel de Otamendi. Siempre concreto con el balón, juega con inteligencia y por orígenes y también por progresión a veces se le compara con Pepe, si bien su explosión es más tardía que la del central madridista.