El Valencia de Nuno Espírito Santo se acerca al primer tercio de la Liga con una preocupante cuenta de resultados. Después de siete jornadas disputadas los blanquinegros están más cerca de la zona de descenso que del objetivo innegociable de clasificarse para la Champions 2016/17. La cuarta plaza, ocupada por el Barcelona, queda a seis puntos de distancia. Desde que la competición premia a los cuatro primeros clasificados con un lugar en la Liga de Campeones „o la opción de ganárselo imponiéndose en una ronda previa„, a estas alturas de temporada, el equipo de Mestalla no estaba tan lejos.

Por el momento el Valencia ha sido incapaz de subirse al tren que viaja hacia la próxima Champions. Villarreal y Celta se han colado por méritos propios en la cabeza al lado de Real Madrid, Barça y Atlético. Mientras tanto, otros rivales directos, Sevilla y Athletic, aún han empezado peor, aunque se aproximan después de los triunfos con los que encaran el descanso de este fin de semana. Los indicadores negativos que registra el Valencia van más allá de la pobre cifra de goles a favor (4). En los últimos 18 años el equipo sólo sumó en sus inicios menos de una decena de puntos, como ahora ocurre, en las temporadas 12/13, 99/00 y 98/99. Un dato que revela la pérdida de valor de los empates desde que la recompensa por cada victoria es de tres puntos.

SUPER ha realizado un análisis comparativo de las siete primeras jornadas desde el curso 98/99 „primera campaña en la que el tercer y el cuarto clasificado se ganaron el derecho a jugar la Liga de Campeones„ hasta el actual. La distancia con la última plaza de Champions es hoy mayor que nunca. Los 12 puntos de 21 posibles que el Valencia se ha dejado en el camino, con un calendario que en verano se creía asequible, han enviado al conjunto de Nuno a la novena posición de la tabla, donde está a la misma longitud del sexto (Liga Europa) que del antepenúltimo, el Levante. A tres puntos.

Al Valencia le queda mucho recorrido por delante en la Liga y la experiencia durante estas dos décadas demuestra que un mal inicio puede acabar pagándose al final, como pasó en las temporadas en las que Mauricio Pellegrino y Miroslav Djukic tomaron las riendas del banquillo; o, al contrario, es perfectamente corregible como prueban las remontadas protagonizadas por los equipos de Claudio Ranieri y Héctor Cúper a finales de los 90. Incluso, hay ejemplos de arranques meteóricos que concluyeron de forma decepcionante. El más evidente de todos se dio en 2008, cuando los de Unai Emery firmaron el mejor arranque de la historia, pero después de 38 jornadas no pasaron de la sexta posición.

Después de un exitoso paso por Mallorca Cúper fue el elegido para paliar la marcha de Ranieri al Atlético en 1999. Aquella Liga 99/00 empezó de la peor manera para un Valencia que trataba de asimilar los nuevos conceptos. Cuatro derrotas consecutivas con Racing, Espanyol, Alavés y Betis y un empate a cero en casa con el Valladolid pusieron al argentino contra las cuerdas. A la jornada siguiente el equipo resurgió en el Bernabéu (2-3). El año no fue fácil. Mestalla le llegó a cantar el «¡Cúper, vete ya!», pero la solidez del Valencia se premió con una Champions de ensueño que acabó en París y la sufrida clasificación para jugarla de nuevo, al ganar al Zaragoza el último día en casa. Ese año el Atlético bajó al ´infierno´.

La continuidad de Cúper dio frutos. En cambio, no pasó lo mismo alargando las de Djukic o Pellegrino hasta diciembre. A pesar de que el Valencia del serbio reaccionó entre las jornadas 5 y 8 ganando a Sevilla, Granada y Rayo y empatando en Bilbao, todo volvió a torcerse hasta caer 3-0 en el Calderón y ser destituido. Un año antes Ernesto Valverde resucitó al equipo. En 24 partidos registró un porcentaje de victorias abrumador (58,3%). Al final, sin embargo, maltratado por los árbitros, su Valencia se ahogó en la orilla, a un sólo punto de haber recortado los siete puntos de distancia con el objetivo que dejó el ´Flaco´ Pellegrino.