Zakaria Bakkali tuvo una aportación radiante a la película del partido. Su chispazo terminó por dibujar una carita sonriente en el rostro de los aficionados „más o menos pesimistas„ y de todos los futbolistas del lado valencianista. Esa fue la sensación que transpiró la celebración de su golazo, liberatorio en muchos sentidos. La alegría alcanzó hasta después del pitido final, cuando Phil Neville se acercó a felicitarle. El extremó belga y el técnico inglés comentaron la arrancada en diagonal y ese golpeo de rosca, buscando el ángulo justo para hacer imposible la estirada de Rubén Martínez. Todo perfecto para la foto. Después de noventa minutos plenos de irregularidad, donde el Levante UD brindó una hora de intenso sufrimiento, ese fogonazo genial redondeó el resultado. Final (marcador) feliz para sobrevivir a las dudas en el juego hasta Gante o Vigo y al ánimo levantinista hasta el próximo Derbi en el Ciutat.

Nuno sorprendió con la entrada directa de Bakkali en el segundo acto. Piatti „cinco balones recuperados, seis centros al área, dos asistencias de remate, un regate, siete pérdidas„se quedó en el vestuario para dar paso a un espíritu libre, defensor de la libertad absoluta. El extremo belga sigue aprovechando los minutos para dejar su impronta. La acción del gol recupera otro cachito del mejor Bakkali, ese extremo que brillaba en los resúmenes de la parabólica. Tanto, que la acción de su primer gol como valencianista entronca con la jornada que le lanzó a la fama en el PSV Eindhoven: su hat-trick contra el NEC Nimega en el campeonato holandés. La maniobra de aquel tercer gol (agosto de 2013) es idéntica. Control, diagonal de izquierda a derecha en la frontal y disparo con rosca buscando el palo largo, el punto más alejado. En el minuto 80, con todo resuelto y el Levante rendido, ´Bakki´ quiso regalar un caramelo a la afición. Bien que lo hizo. En un contexto de cero presión, el gol tiene un valor relativo, pero ayuda al futbolista a restaurar otra parte de su juego, insiste en sus cualidades y alegra el marcador.

No era Holanda, ni el NEC, ni el Philips Stadion. En Mestalla se jugaba el Derbi. Precisamente por eso, las sensaciones y el juego siguen por encima del placebo de los goles. El partido se rompió a favor del Valencia CF por la candidez visitante. El doble error de Rubén Martínez „mal despeje tras un disparo de André y penalti sobre Feghouli a continuación„ rompió el partido y la resistencia. Alcácer no perdonó desde los once metros. Después de ese momento, el Valencia encontró los espacios para manejarse con comodidad. Nueve minutos después, otro grave error „Juanfran„ permitió a Alcácer y Feghouli anotar el segundo. No hubo partido. Las pifias del Levante cundieron por encima de los méritos locales y mataron al equipo de Rubi, superior en su puesta en escena hasta convertir a Jaume en figura. Bakkali abrillantó el Derbi.