No hace falta ser ingeniero o jefe de prensa para saber que Nuno tiene muy difícil solucionar su problema con el aficionado de la calle por más que cuatro asomen la cabecita detrás del micro, con miedo eso sí, para defenderle cada vez que un resultado se le pone de cara. Y digo muy difícil y no imposible porque dice la canción que «nada es imposible» y «hasta que la luz no brille de verdad de negro me verás». Los jugadores ya le han dado un toque y de él depende que no haya más; sabe que no puede permitirse otro paso en falso. Como sé que me lee, cosa que le agradezco sinceramente, le puedo asegurar al entrenador del Valencia que conozco al valencianista de a pie más de lo que él imagina, por lo que me permito decirle una cosa -no soy nadie para darle consejos-; si hay alguna manera de que la gente se olvide del ‘Nuno vete ya’ pasa porque él se centre en lo que se tiene que centrar, que es lo meramente deportivo, en su caso, en la gestión del vestuario. Cada vez que alguien trata de decir que «Nuno esto» o «Nuno lo otro», le está haciendo un flaco favor al propio Nuno. No busque usted interlocutores porque desde el proceso de venta la gente se las sabe todas. En otras palabras, a Nuno ya no le valen las palabras y menos las de otros, le valen los hechos. Y no hay más hecho que un partido ganado, como en Balaídos. Y si todavía queda alguien que no se explica lo que pasó en Vigo, que trate de descifrar estas palabras de Dani Parejo: «El equipo necesitaba hacer un partido así tras la imagen que dimos ante el Gante...». O eso otro que dijo Alcácer de «se ha visto otra actitud...». Últimamente a los jugadores del Valencia se les entiende todo. Pero ojo, que el fútbol es grande y sobre todo imprevisible. De hecho, si no fuera así no existirían las quinielas ni las apuestas porque todo el mundo acertaría y no sería negocio. El caso es que Nuno lo tiene a huevo para salir de esta porque su equipo hizo lo que hasta ahora no había hecho, poner actitud. Si toma decisiones justas y es capaz de canalizar el buen rollo entre los jugadores y quitarle presión y ruido al entorno del vestuario, tendrá una segunda oportunidad. Ya dije que no recuperará el cariño de los aficionados pero sí puede recuperar el aplauso y el crédito como entrenador, pero para ello es súmamente importante que deje de mostrarse ante el mundo como si fuera el dueño, en el fondo, es lo que más daño le ha hecho.

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