Tres días después del batacazo en Gante, prácticamente nadie hubiese urdido un plan en el que el marcador final de Balaídos reflejara cinco goles en la cuenta del Valencia. No obstante, una comparecencia aplicada, con la que el equipo „sabedor que estaba bajo la lupa, en el mismo centro del foco de presión tras las palabras de Nuno en su rueda de prensa previa„ supo manejar con precisión los tiempos del encuentro y exhibió una prolífica mezcla de voltaje, orgullo y amor propio, descolgó un nuevo panorama, difícil de descifrar y capaz de descolocar a cualquiera pero que ofrece un precedente que por sensaciones puede valer como episodio de ruptura al que aferrarse para cimentar una nueva dinámica al borde del abismo. «Este partido hay que analizarlo bien. Cuando pierdes es fácil decir que hay que analizar el partido pero cuando ganas no rmalmente no lo haces porque has ganado», desliza Mustafi, «yo creo que hay que analizarlo bien y ver las cosas que hemos hecho porque lo hemos hecho muy bien. Tenemos que hacerlo de esta manera contra Las Palmas. Hay que hacer lo mismo. Si queremos jugar como en Balaídos hay que trabajar mucho».

La goleada sobre el Celta de Berizzo se resuelve en términos similares a un arreón por las bravas, un gesto reivindicativo por parte de un grupo de jugadores espoleados ante la necesidad y dispuestos a sacudirse de encima cualquier sospecha que puda pesar sobre sus hombros. Sin lugar a dudas, se trata de una receta que surtió efecto, sí pero en un contexto muy particular. Si el Valencia CF quiere dar continuidad al extraño fenómeno de Vigo debe buscar argumentos, como dice Mustafi. De lo contrario se desvanecerán de un solo plumazo todos los relatos que ya comienzan a anudarse en torno a un posible punto de inflexión. «Salimos aislados, como un equipo que no piensa en nada más que en demostrar el equipo que somos. Un equipo que corre, que quiere ganar y que cuando tiene la posibuilidad de hacer gol lo hace. Eso es lo importante, por encima incluso de los tres puntos. Dijimos que no queriámos pensar en nada más que no fuera el partido, solo dejárnoslo todo para ganar y hacer las cosas como las queremos hacer. Corrimos y trabajamos como el Valencia que queremos ser», argumenta convencido el central alemán, que pese a su juventud „tiene 23 años„ ya es uno de los pesos pesados dentro del vestuario gracias a su marcado carácter ganador.

La victoria ante el Celta adquiere un gran valor, por las sensaciones y por la talla de un rival que se deslizaba como la revelación de la Liga. «En casa están muy bien, solo habían perdido contra el madrid pero nosotros no pensábamos en el equipo que había al otro lado, solo en nosotros», desvela el zaguero, que no tiene ninguna duda acerca del compromiso de la plantilla, desmontando así cualquier tipo de teoría con tintes conspiranoicos: «No hay ningún jugador o técnico que esté aquí por estar. Todos tenemos el mismo plan y queremos ganar. Es normal que cuando las cosas no salgan la gente no esté contenta, yo lo entiendo, pero para mí no hay nadie que no esté dando todo para el bien del club. Si ganamos no gana solo el club, ganamos todos.Cuando no ganamos no estamos bien porque esto es nuestra vida y la gente tiene que entenderlo».

Sobre el caso Negredo

Su discurso es nítido y ambicioso y se expresa como capitán cuando asegura que el ruido del asunto Negredo no está afectando negativamente al grupo. «Si se ha desviado la atención ha sido una cosa de la prensa, no de nosotros. No hablamos de eso. Cuando juegas al fútbol el interés del equipo tiene que estar por encima de cosas personales. Si priman las cosas personales tienes que jugar al tennis. Cuando te pones la camiseta de un equipo y juegas es así. No hay cosas personales, solo hay que pensar en ayudar al equipo y ganar», explica.