Consciente de la brecha abierta con la plantilla y de su frágil posición dentro del equipo, Espírito Santo no celebró los goles en Balaídos. La procesión iba por dentro. La imagen resultó llamativa y dice mucho sobre los episódios de máxima tensión vividos en las últimas jornadas. No era momento de festejos fuera de tono y sí de acto de contrición. El protagonismo fue por completo para los futbolistas, héroes en exclusiva del triunfo. Ni un gesto de más. El viernes, el entrenador apeló al orgullo, al coraje y a la defensa del escudo.

Lo hizo apuntado directamente al sentido de la responsabilidad de la plantilla. Vista la respuesta competitiva y el paso al frente general, Nuno se mantuvo en segundo plano en consecuencia. A ellos les atribuyó todo el mérito en sala de prensa. Todo. Puso el acento en la «calidad de los hombres de ataque», en el compromiso y la unión del grupo. Es un paso, un cambio de dirección que puede servir para restaurar el orden y normalizar la red jerárquica en el vestuario. Si fue un fogonazo a base de furia y amor propio o efectivamente Balaídos puede marcar un punto de inflexión queda en manos de Nuno. El efecto catártico de la victoria brinda una oportunidad para evaluar y rectificar hasta desarrollar una base estable en favor del Valencia CF.

«Hay que empezar de cero, no vale otra cosa»,

dijo Paco Alcácer tras la goleada. La plantilla demostró su compromiso. Están dispuestos a sacar esto adelante por el Valencia CF, pero necesitan ayuda y soluciones. Nuno y la plantilla están ante un momento clave para rehabilitar la confianza mutua y dejar de lado las sospechas.

Cerrar la crisis con Negredo

En los próximos quince días habrá tiempo para recuperar a los lesionados y abrir canales de comunicación. Desde el banquillo tiene que desprenderse una visión clara, un objetivo al servicio del grupo, planteamientos acertados, un discurso ajustado al fútbol y decisiones adecuadas al contexto. El vestuario ya le ha confirmado a Espírito Santo que están con Álvaro Negredo. El entrenador debe actuar como un líder positivo en la crisis abierta con el delantero. Las resoluciones que le van a hacer fuerte son esas precisamente, la gestión de recursos humanos. El resultado no tapa todo lo que ha pasado.

La clave: intensidad y pressing

Antonio Barragán fue rotundo en su análisis: «No se ha tocado ninguna tecla». El triunfo tuvo que ver con la intensidad, con la mezcla de calidad y determinación de los jugadores. El Valencia «corrió un montón» para tomar la guarida de uno de los mejores equipos de La Liga, a diferencia de partidos anteirores. El miércoles no fue capaz de superar a un rival inferior en Liga de Campeones y tres días después fue capaz de mostrar su mejor versión en el peor momento. En Gante dejó 89 kilómetros de recorrido. En Balaídos se fue a 104, siete más que el impresionante Celta de Berizzo. Por primera vez está temporada, el Valencia superó a su adversario en este apartado estadístico. Tal y como sucedía la temporada pasada. ¿Casualidad? Por primera vez después de un martes-miércoles de Champions, el Valencia conquistó los tres puntos.

La profundidad futbolística de la pizarra de Nuno es mínima. Parte precisamente de una premisa destacada el sábado: la presión, la recuperación inmediata tras pérdida. La intensidad llena de contenido el concepto que mejora la organización del equipo y genera un efecto multiplicador sobre los valores necesarios para defender y atacar bien. Ese principio es clave en el VCF más competitivo. Los técnicos necesitan fortalecer ese registro y alimentar otras alternativas para cuando el talento individual no alcance o el rival no ayude tanto.