Nuno ha perdido el norte definitivamente. El partido del Valencia CF en San Petesburgo fue producto del delirio de un entrenador superado por los acontecimientos y de un grupo de futbolistas llenos de dudas.

Sin un plan sólido para competir, sin piernas para guerrear y sin ánimo para perseverar, el único final posible es la derrota. La mediocridad. La puesta en escena fue extravagante, la imagen resultó patética y el resultado huele a sentencia. Sin embargo, Espírito Santo reservó para el postpartido su intervención más desesperanzadora. Nuno habló de actitud positiva, de personalidad, de ocasiones falladas, de errores puntuales y de injusticia con la acción competitiva de su equipo. No hubo nada de eso. Al contrario, al Valencia le faltaron casi todos los valores que acompañan a un buen equipo de fútbol. Ahí quedan las palabras de unos futbolistas que admiten no ver luz al final del tunel. Su discurso en rueda de prensa fue absurdo, grotesco y una tomadura de pelo para el aficionado que espera respuestas serias ante el desmoronamiento de su equipo en la ansiada Liga de Campeones.

Nuno no ha medido la importancia de sus intervenciones y la trascendencia de sus palabras vacías. Por eso -entre otras cosas- ha agotado su crédito con Mestalla. Ya no tiene credibilidad entre la afición. No conecta con la plantilla, no comunica y, peor todavía, el fútbol del equipo no transmite nada.

Decisiones fuera de control

Jugándose la clasificación en San Petersburgo, en una situación de máxima tensión, el entrenador portugués apostó por un juvenil recien renovado, Rafa Mir,

cuando pudo rearmar el once con futbolistas más hechos, como Orban o De Paul. No se duda del fútbolista (al contrario), se cuestiona el momento. Así, una buena noticia -el debut de un futbolista hecho en Paterna- se ha convertido en una carambola sospechosa.

Los problemas de siempre

No hace falta ser Arrigo Sacchi para detallar los problemas tácticos, físicos y mentales del equipo. Planteamientos insignificantes. Decisiones anómalas. En Rusia, un Zenit al trote y con la clasificación resuelta, fue capaz de romper al Valencia CF a la carrera y circulando el balón. Las ocasiones de Paco Alcácer corresponden con fogonazos de coraje y amor propio. No hubo continuidad suficiente en el juego para intimidar al conjunto de Villas-Boas, que no es la Naranja Mecánica precisamente.

Coartada mirando a Singapur

Pese a la derrota, la más que probable eliminación y la imagen en los últimos cinco meses, Espírito Santo tuvo el valor de enfatizar el margen de mejora de la plantilla y su brillante futuro. Nuno pide tiempo, busca excusas y se las crea. «¿Habla usted de capacidad a medio plazo, pero este equipo está preparado para obtener resultados de inmediato?», le preguntó un periodista. «Es en estos partidos de alta exigencia en los que debemos crecer? Este proyecto quiere estar en breve entre los mejores de Europa». Nuno agonizó en la sala de prensa del Petrovskiy. Su rueda de prensa fue el delirio de un moribundo.